Mora y su monopatín seguro



Mora era una niña muy activa y siempre estaba buscando nuevas aventuras para compartir con su perro Rocky. Un día, Mora recibió un regalo muy especial de sus padres: un monopatín nuevo que había estado deseando por mucho tiempo.

Mora estaba tan emocionada con su nuevo juguete que no podía esperar para salir a la calle a probarlo.

Rocky, por otro lado, no estaba seguro de qué hacer con el monopatín y se limitó a seguir a Mora mientras ella lo montaba. - ¡Mira, Rocky! - dijo Mora mientras daba vueltas en su monopatín -. ¡Es como si estuviera volando! Rocky ladró felizmente mientras corría detrás de ella. Pero pronto las cosas empezaron a complicarse.

- ¡Cuidado, Mora! - gritó una vecina desde su ventana -. ¡Esa calle es muy empinada! Pero Mora estaba demasiado emocionada para escuchar los consejos de la vecina y continuó deslizándose cuesta abajo cada vez más rápido.

De repente, perdió el control del monopatín y se cayó al suelo. Rocky corrió hacia ella preocupado, pero por suerte solo había resultado herida levemente.

Aun así, Mora quedó desanimada y pensó que quizás debería dejar de jugar con el monopatín antes de lastimarse seriamente. Sin embargo, esa noche tuvo un sueño extraño en el que veía cómo otros niños montaban sus monopatines sin miedo alguno.

Al despertar al día siguiente, decidió intentarlo nuevamente pero esta vez prestando atención a las advertencias de la vecina. - Voy a practicar en una calle más plana, Rocky - le dijo Mora -. Y voy a ir más despacio esta vez.

Rocky ladró emocionado, sabiendo que su dueña había aprendido una valiosa lección. Juntos salieron a la calle y Mora comenzó a montar su monopatín con mucha precaución. Poco a poco fue mejorando su equilibrio y pronto se sintió confiada para intentar subir algunas pequeñas rampas.

- ¡Lo estoy logrando! - exclamó felizmente mientras Rocky saltaba a su alrededor -.

¡Estoy montando mi monopatín como nunca antes! Mora se dio cuenta de que había sido muy imprudente al principio y que si hubiera prestado atención a las advertencias de los demás, no habría tenido ese accidente. Pero también aprendió que con práctica y paciencia podía mejorar sus habilidades y disfrutar plenamente del regalo que tanto había deseado.

Desde entonces, Mora siempre escuchó las recomendaciones de los adultos y tomó precauciones antes de realizar cualquier actividad peligrosa. Y cada vez que montaba su monopatín con Rocky, recordaba lo importante que era ser responsable consigo misma y con los demás.

FIN.

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