Morita y su transformación acuática



. Era una perra callejera que Agustín y Pamela habían adoptado hacía unos meses. A pesar de ser muy cariñosa y juguetona, Morita tenía una mala costumbre: odiaba bañarse.

Cada vez que sus dueños intentaban acercarse a ella con la intención de lavarla, Morita salía corriendo y se escondía debajo de la cama o detrás del sofá. Agustín y Pamela no sabían qué hacer para convencerla de que el baño era necesario para su higiene.

Un día, mientras paseaban por el parque, Morita se ensució mucho más de lo normal. Había llovido toda la noche anterior y los charcos estaban en todas partes.

La perrita jugó felizmente en ellos sin importarle lo sucia que estaba quedando. Cuando llegaron a casa, Agustín y Pamela intentaron nuevamente bañarla pero Morita se resistió con todas sus fuerzas. Frustrados, decidieron dejarla tranquila esa noche para no causarle más estrés.

Sin embargo, al día siguiente algo extraño sucedió: Morita comenzó a sentirse mal. Empezó a rascarse desesperadamente y parecía tener comezón en todo su cuerpo. Además, comenzó a oler muy mal debido a la cantidad de tierra acumulada en su pelaje.

Agustín y Pamela notaron rápidamente el cambio en el comportamiento de Morita e inmediatamente llamaron al veterinario. Después de examinarla cuidadosamente, el veterinario les explicó que los perros necesitan un baño regular para mantener su piel limpia y saludable.

Agustín y Pamela se sintieron muy mal por haber ignorado la necesidad de baño de Morita, y decidieron hacer todo lo posible para ayudarla a superar su miedo al agua.

Comenzaron a llevarla al parque todos los días para que pudiera jugar en el agua poco profunda del lago. Al principio, Morita estaba un poco asustada por el agua, pero con el tiempo comenzó a disfrutar cada vez más de sus baños diarios.

Agustín y Pamela también compraron champú especial para perros que no irritaba su piel sensible. Finalmente, después de mucho esfuerzo y paciencia, Morita aprendió a amar los baños. Ahora corre feliz hacia la bañera cuando llega el momento del baño y parece disfrutar cada minuto bajo el agua tibia.

Morita aprendió una valiosa lección: aunque puede ser difícil enfrentar nuestros miedos, a veces es necesario hacerlo por nuestro propio bienestar.

Además, Agustín y Pamela aprendieron la importancia de prestar atención a las necesidades básicas de sus mascotas para mantenerlas saludables y felices.

FIN.

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