Morito y la luz en el Bosque Encantado


Había una vez un monstruo de la oscuridad llamado Morito. A diferencia de los demás monstruos, Morito no era malvado ni quería asustar a nadie. En realidad, era un niño monstruo muy tímido y asustadizo.

Morito vivía en una cueva oscura en lo profundo del Bosque Encantado. Durante el día, se escondía debajo de su cama porque tenía miedo de salir al mundo exterior.

La luz del sol le causaba mucho temor y prefería quedarse en la oscuridad. Un día, mientras Morito estaba escondido bajo su cama, escuchó unos ruidos extraños provenientes del bosque. Se asomó tímidamente y vio a un grupo de niños jugando y riendo entre sí.

- ¡Parecen estar pasándola tan bien! -susurró Morito con envidia. Decidió acercarse lentamente para ver qué estaban haciendo. Los niños estaban jugando al escondite y parecían muy felices corriendo por el bosque.

Pero cuando uno de ellos se acercó demasiado a la cueva donde vivía Morito, él se asustó tanto que lanzó un grito espeluznante. - ¡Ahhhhh! -gritó Morito mientras se cubría los ojos con sus enormes manos negras. Los niños salieron corriendo despavoridos y dejaron atrás todo tipo de risas y juegos divertidos.

Morito sintió mucha tristeza por haber arruinado ese momento tan especial para ellos. Decidido a cambiar su vida, Morito decidió enfrentar sus miedos e ir en busca de los niños para disculparse.

Caminó por el bosque durante horas hasta que finalmente los encontró en un claro. - ¡Chicos, chicos! -gritó Morito mientras se acercaba lentamente. Los niños lo miraron con miedo y cautela, pero Morito les sonrió amigablemente y dijo:- Perdón por asustarlos antes.

No quería arruinar su diversión. Soy Morito, el monstruo de la oscuridad, pero en realidad soy un niño igual que ustedes. Los niños se miraron entre sí sorprendidos y luego uno de ellos se acercó a Morito.

- ¿De verdad no nos quieres asustar? -preguntó curioso. Morito negó con la cabeza y explicó cómo le daba mucho miedo salir al mundo exterior, pero que en realidad solo quería hacer amigos y jugar como ellos.

Los niños comenzaron a comprender a Morito y vieron lo valiente que era al enfrentar sus miedos. Decidieron darle una oportunidad y le dijeron:- Bueno, si no nos vas a asustar, ¡puedes unirte a nuestro juego! Morito saltó de alegría y se unió al grupo de amigos.

Jugaron durante horas sin preocuparse por la oscuridad o el sol. Se divirtieron tanto juntos que pronto olvidaron todos sus miedos.

A partir de ese día, Morito aprendió que no importa cuán oscuro o temeroso parezca algo, siempre hay una luz brillante esperando ser descubierta. También aprendió que enfrentar nuestros miedos puede llevarnos a tener experiencias maravillosas e inesperadas. Morito dejó atrás su vida solitaria y se convirtió en un valioso miembro del grupo de amigos.

Juntos, exploraron el Bosque Encantado, vencieron sus temores y crearon recuerdos inolvidables. Y así, Morito el monstruo de la oscuridad se convirtió en Morito el niño valiente y aventurero.

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