Morrocoy en busca de alas



Había una vez en un bosque encantado, una tortuga llamada Morrocoy. Morrocoy era una tortuga muy especial, ya que a diferencia de las demás tortugas, ella soñaba con volar y conocer el mundo más allá del bosque.

Un día, mientras Morrocoy paseaba por el bosque, se encontró con un pájaro carpintero llamado Piquito. Piquito estaba ocupado construyendo su nido en lo alto de un árbol. "Hola Morrocoy, ¿qué haces por aquí?" -preguntó Piquito curioso.

Morrocoy suspiró y respondió: "Estoy cansada de siempre estar en el suelo, quiero volar como tú y descubrir nuevos lugares". Piquito sonrió y le dijo a Morrocoy: "No te preocupes amiga, yo te ayudaré a cumplir tu sueño.

Vamos a buscar al sabio búho Sabiondo, él seguramente nos dará algún consejo". Morrocoy y Piquito emprendieron entonces un viaje hacia lo más profundo del bosque para encontrar al búho Sabiondo.

Después de mucho caminar, finalmente llegaron al árbol donde vivía el sabio búho. "Ohh queridos amigos, veo en sus ojos la determinación de cumplir un gran sueño", dijo Sabiondo con voz grave. Morrocoy explicó su deseo de volar y conocer nuevos lugares fuera del bosque.

El búho reflexionó unos instantes y luego les dijo: "Para lograr volar necesitarás algo muy especial. Deberás encontrar la Pluma Mágica que se encuentra en lo alto de la Montaña Prohibida".

Sin dudarlo ni un segundo, Morrocoy decidió emprender la peligrosa travesía hacia la Montaña Prohibida junto a Piquito. En el camino se enfrentaron a diferentes obstáculos como ríos caudalosos y animales salvajes, pero juntos lograron superarlos gracias a su valentía y trabajo en equipo.

Finalmente llegaron a la cima de la Montaña Prohibida donde encontraron la Pluma Mágica brillando con intensidad. Morrocoy tomó la pluma entre sus patas lentas pero decididas, y sintió cómo su caparazón comenzaba a sentirse más ligero. "Es hora de intentarlo", dijo Morrocoy emocionada.

Con todas sus fuerzas saltó al vacío desde lo alto de la montaña. Para sorpresa de todos, Morrocoy no cayó al suelo sino que empezó a planear majestuosamente por los cielos azules como siempre había soñado.

Piquito estaba maravillado viendo cómo su amiga cumplía su sueño tan anhelado. Desde ese día, Morrocoy recorrió los cielos llevando consigo mensajes de paz y esperanza para todos los habitantes del bosque.

Y así fue como la valiente tortuga Morrocoyo demostró que con esfuerzo y determinación se pueden alcanzar los sueños más imposibles.

FIN.

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