Moti el Perro Peruano y el Viaje a la Amistad
Era una vez, en un pequeño pueblo cerca de los Andes, un perro peruano llamado Moti. Moti era un perro muy curioso, con un pelaje de colores marrón y blanco que brillaba al sol. Siempre estaba listo para la aventura y le encantaba explorar los alrededores del pueblo.
Un día, mientras paseaba por el mercado, Moti escuchó a un niño llorar. Intrigado, se acercó y encontró a un pequeño llamado Pablito, que había perdido su cometa.
"¿Por qué lloras, amiguito?" - preguntó Moti, moviendo su cola.
"Perdí mi cometa, era mi favorita, y no sé cómo encontrarla" - respondió Pablito con lágrimas en los ojos.
Moti decidió ayudarlo, así que juntos comenzaron a buscar la cometa. Preguntaron a los vecinos, revisaron detrás de las cajas y hasta miraron en los árboles, pero la cometa no aparecía. Sin embargo, durante la búsqueda, Moti y Pablito se hicieron amigos.
"Gracias, Moti. No sabía que un perro podría ser tan buen amigo" - dijo Pablito, riendo mientras Moti le hacía cosquillas con su hocico.
Después de horas de búsqueda, Pablito se sentó, cansado y un poco desanimado.
"Tal vez deba aceptar que la cometa se ha ido" - suspiró.
Pero Moti, siempre optimista, le dijo:
"¡No te rindas! Tal vez podamos hacer una nueva cometa juntos. ¡Eso sería divertido!"
Pablito sonrió.
"¡Sí! Pero no sé cómo hacer una cometa."
Moti, con su espíritu aventurero, llevó a Pablito a su casa, donde su abuela lo estaba esperando con una caja llena de materiales.
"¡Puede que tengamos todo lo que necesitamos para hacer una cometa!" - exclamó la abuela, sonriendo.
Pablito y Moti comenzaron a trabajar. Juntos recortaron papel, dibujaron colores y armaron la cometa. Mientras tanto, Moti hacía travesuras, corriendo detrás de las piezas que se caían, haciendo que todos rieran.
Cuando finalmente terminaron, la cometa era hermosa. Sus colores brillaban bajo el sol, y Moti no podía esperar para verlo volar.
"Vamos a probarla, Moti" - dijo Pablito, agarrando la cuerda.
Salieron al campo, donde el viento soplaba fuerte. Pablito lanzó la cometa al aire, y, para su sorpresa, voló más alto de lo que jamás había imaginado.
"¡Mirá, Moti! ¡Lo logramos!" - gritó emocionado.
Moti ladró de alegría, corriendo de un lado a otro, disfrutando del momento.
El verano pasó volando, y Pablito y Moti se volvieron inseparables. Juntos vivieron muchas aventuras y hicieron nuevas cometas, cada una más colorida que la anterior. Pero, un día, Moti notó que Pablito parecía preocupado.
"¿Qué te pasa, Pablito?" - preguntó Moti.
"Mi familia tiene que mudarse a otra ciudad. No sé si podré llevarte conmigo" - dijo con tristeza.
Moti se sintió triste también, pero decidió que no dejaría que la situación arruinara su amistad.
"Podemos hacer algo especial. Cada vez que veas una cometa en el cielo, ¡piensa en mí!" - propuso Moti.
Pablito lo miró, emocionado.
"¡Eso es una gran idea! Y cada vez que yo vuele mi cometa, pienso en todos los momentos que pasamos juntos aquí."
Los dos se despidieron con lágrimas, pero también con sonrisas. A partir de ese día, cada tanto, Moti miraba al cielo y veía una cometa volar. Sabía que, aunque Pablito estaba lejos, su amistad siempre estaría en el viento, volando alto, como una cometa en el cielo.
Aquí, Moti aprendió que la amistad trasciende la distancia y que los buenos momentos siempre permanecerán en nuestros corazones. Y así, siguió su vida en el pueblo, disfrutando de las aventuras y esperando el día en que volverían a reunirse. Y cuando alguien le preguntaba a Moti por qué siempre sonreía, él solo respondía:
"Porque cada cometa que vuela cuenta una historia de amistad".
FIN.