Muñecas y Amistad


Juana era una niña muy dulce y cariñosa, pero también un poco tímida. Le encantaba pasar horas jugando con sus muñecas en su habitación, pero nunca se animaba a salir a jugar afuera o a hacer amigos.

Un día, Juana se dio cuenta de que estaba aburrida de jugar siempre con las mismas muñecas y decidió aventurarse fuera de su casa para ver qué había más allá de las paredes de su habitación.

Al principio, le costó un poco adaptarse al mundo exterior. No sabía cómo jugar a los juegos que los demás niños jugaban y no conocía a nadie. Pero poco a poco fue haciendo nuevos amigos y descubriendo cosas nuevas todos los días.

Un día, mientras caminaba por el parque con sus nuevos amigos, alguien la llamó desde lejos:- ¡Juana! ¿Eres tú? Era su vieja amiga Sofía, quien hacía tiempo que no veía. Sofía se acercó corriendo hacia ella y la abrazó fuerte.

- ¡Qué alegría verte! - exclamó Sofía -. ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo? Juana sonrió tímidamente y contó sobre sus aventuras en el mundo exterior.

Habló sobre sus nuevos amigos y lo mucho que había aprendido al salir de su zona de confort. Sofía quedó impresionada por la valentía de Juana y comenzaron a hablar como si nada hubiera cambiado entre ellas.

A partir de ese momento, Juana se sintió aún más segura dentro del grupo de amigos que había formado. Sabiendo que tenía el apoyo incondicional tanto dentro como fuera del hogar. Pero aunque ahora pasaba la mayor parte de su tiempo jugando con sus amigos fuera de casa, nunca olvidó a sus queridas muñecas.

Las cuidaba y les dedicaba tiempo cada vez que podía. Juana aprendió que no tenía por qué elegir entre jugar con sus muñecas o hacer amigos en el mundo real.

Podía tener lo mejor de ambos mundos si se lo proponía. Y así, Juana creció rodeada de amor, amistad y aventuras. Siempre recordando la importancia de salir al mundo exterior para descubrir cosas nuevas sin dejar atrás aquellas cosas que le hacían feliz desde siempre.

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