Nadia y la llamada de la Luna



Nadia era una niña alegre y curiosa, a la que le encantaba explorar la naturaleza. Sin embargo, con el paso del tiempo, había perdido un poco el interés en cuidar el medio ambiente.

Una noche, mientras miraba por la ventana, la luna parecía brillar más que nunca. De repente, la luna comenzó a hablarle a Nadia. -¡Nadia, escúchame! –dijo la luna con una voz suave y brillante. Nadia se sorprendió muchísimo, nunca había escuchado a la luna hablar.

La luna le explicó a Nadia que la Tierra es un lugar maravilloso que merece ser cuidado, y que cada persona puede hacer la diferencia. -Pero, luna, ¿cómo puedo hacer la diferencia yo sola? –preguntó Nadia con tristeza.

La luna respondió mostrándole a través de su reflejo en la ventana a personas de todo el mundo que estaban comprometidas con la protección del medio ambiente, que trabajaban incansablemente reciclando, plantando árboles, limpiando playas y ríos.

Nadia sintió una chispa de inspiración en su corazón. Decidió que ella también podía ser como esas personas y hacer su parte para cuidar el planeta. A la mañana siguiente, Nadia se levantó llena de energía y entusiasmo.

Armada con guantes, una bolsa de basura y muchas ideas, decidió poner manos a la obra. Organizó una limpieza de su barrio junto a sus amigos, plantaron árboles y aprendieron sobre la importancia de reciclar.

La comunidad se unió a ellos y poco a poco, el barrio comenzó a transformarse en un lugar más limpio y verde. Cada acción de Nadia y sus amigos inspiraba a más personas a sumarse a cuidar la Tierra.

La luna, desde el cielo, sonreía orgullosa al ver a Nadia y a tantas otras personas trabajando juntas por un mundo mejor. Y así, Nadia aprendió que no importa lo pequeño que uno sea, cada acción cuenta para hacer del mundo un lugar más hermoso y sano para todos.

FIN.

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