Nahuel y el río sabio


Había una vez un indio llamado Nahuel que vivía en lo profundo del bosque. Nahuel era curioso y aventurero, siempre buscando nuevas experiencias y aprendizajes.

Un día, mientras caminaba por el borde del río, se detuvo y observó el agua correr rápidamente. Nahuel se preguntó si sería capaz de cruzar al otro lado. El río parecía caudaloso y poderoso, pero eso no asustaba a nuestro valiente indio.

Decidió que intentaría cruzarlo para descubrir qué misterios esperaban al otro lado. Con determinación en su mirada, Nahuel comenzó a construir un puente con las ramas y piedras que encontraba cerca del río. Trabajó arduamente durante horas hasta que finalmente terminó su obra maestra improvisada.

Cuando estaba a punto de cruzar el puente, apareció Lila, una pequeña ardilla traviesa que vivía en los árboles cercanos. Lila saltó sobre la cabeza de Nahuel y le dijo: "¡Espera! No cruces todavía".

Nahuel se sorprendió por la aparición repentina de Lila, pero decidió escucharla antes de continuar con su plan. "¿Por qué debería esperar?", preguntó curioso. Lila explicó: "-El río puede ser peligroso cuando está crecido como ahora," dijo señalando hacia el agua tumultuosa.

"-Puedes perder el equilibrio y caer al agua o incluso lastimarte-. Creo que es mejor buscar otra alternativa más segura". Nahuel reflexionó sobre las palabras de Lila y se dio cuenta de que tenía razón.

A veces, la valentía no significa arriesgarlo todo sin pensar en las consecuencias. Decidió seguir el consejo de su amiga ardilla y buscar una forma más segura de cruzar al otro lado del río.

Después de un rato, Nahuel encontró un viejo tronco caído que atravesaba el agua. Este tronco parecía resistente y estable, lo que le dio confianza a Nahuel para intentar cruzar. Con cuidado y paso a paso, Nahuel comenzó a caminar sobre el tronco.

Equilibrándose con los brazos extendidos para mantener su estabilidad, logró llegar al otro lado del río sano y salvo. Nahuel se sintió feliz por haber encontrado una alternativa segura para cruzar el río.

Se dio cuenta de que escuchar consejos sabios como los de Lila era importante para tomar decisiones inteligentes y evitar riesgos innecesarios. A partir de ese día, Nahuel siempre recordaría la importancia de pensar antes de actuar impulsivamente.

Valoraría las opiniones y consejos de quienes lo rodeaban, sabiendo que podían ayudarlo a encontrar soluciones más seguras y eficientes. Y así fue como nuestro valiente indio aprendió una valiosa lección mientras exploraba el bosque: ser audaz está bien, pero también es importante ser prudente y reflexivo en nuestras acciones diarias.

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