Naira y la aventura de la noche mágica
Había una vez, en un pequeño pueblo, una niña llamada Naira. Tenía 15 meses y vivía con su mamá en una casa de colores donde las paredes eran del color del cielo. Naira era muy curiosa y, a pesar de que siempre tenía mucho sueño, había noches en las que no quería irse a dormir.
Una noche, después de un día lleno de juegos y risas, Naira se despertó en su cuna. Su mamá entró al cuarto con una cálida luz de luna que iluminaba su rostro.
"¡Naira, es hora de dormir, mi amor!" - dijo su mamá suavemente, tratando de que la pequeña se acomodara nuevamente en su cama.
Pero Naira tenía otros planes. Con sus ojitos brillantes y una sonrisa traviesa, comenzó a reírse y a dar vueltas en la cuna. Su mamá, sorprendiéndose un poco, decidió sentarse junto a ella.
"¿Por qué no quieres dormir, Naira?" - preguntó la mamá con ternura.
Naira, con su idioma de balbuceos, le respondió con una risa que significaba que quería jugar en vez de dormir. Así que su mamá, recordando que había llegado un cuento que les había traído el cartero, decidió contarle una historia.
"Está bien, pero solo un poquito, ¿sí?" - dijo la mamá, abriendo el libro. Las páginas estaban llenas de colores y tenía la historia de un pequeño dragón que no podía dormir.
La mamá empezó a leer: "Había una vez un dragón llamado Drago que, al caer la noche, se despertaba y no quería ir a dormir. En su aventura, voló por el cielo y observó las estrellas...".
Naira escuchaba con atención, pero en su cabecita no dejaba de pensar en lo divertido que sería volar como el dragón. Entonces, de repente, Naira se levantó de la cuna y comenzó a aletear con los brazos.
"¡Brrr! Mamá, volando..." - dijo Naira, atrapada en su mundo de fantasía. Su mamá no pudo evitar reírse por lo graciosa que era su pequeña.
"Sí, Naira, volando como un dragón, pero todos necesitamos dormir para tener energía, como el dragón en la historia" - le explicó mientras abrazaba a su hijita.
Pero Naira, imperturbable, seguía con su juego. Entonces, la mamá tuvo una idea.
"¿Qué tal si hacemos un juego ‘de dormir’?" - propuso.
"¿Juegan?" - preguntó Naira, interesada.
"Sí, vamos a contarle a los peluches que también es hora de dormir. ¡Todos los dragones tienen que descansar!" - dijo la mamá. Así que, mamá y Naira se pusieron en acción. La mamá llevó a todos los peluches al suelo y les dijo que era hora de dormir.
"¡Miren, amigos! Es de noche y debemos ser responsables como el dragón Drago. Vamos a cerrar los ojos y a soñar con aventuras. ¡Todos a dormir!" - gritó, llevando cada uno de los peluches a su cama.
Naira observaba, cada vez más sorprendida.
"¡Duérmanse!" - decía mientras cubría a su oso y a su conejo con una manta. Luego de pasar un buen rato, Naira también sentía que su cuerpo estaba cansado. La mamá la abrazó y le susurró:
"Es hora de abrazar la almohada, mi amor".
Y así, mientras miraban juntos a los peluches durmiendo, Naira sintió que también quería ser parte de ese juego. Se acomodó en su cuna y automáticamente sus ojitos comenzaron a cerrarse.
"Mamá, yo también... sueño con dragones..." - dijo, mientras su cabeza caía suavemente sobre la almohada.
"¡Exacto! Ahí va Naira soñando con dragones y aventuras mágicas..." - concluyó su mamá, acabando el cuento.
Y desde esa noche, Naira aprendió que también podía haber diversión en el sueño y que, cada vez que se iba a la cama, podía soñar con lo que quisiera: dragones que volaban, conejos que saltaban y un universo lleno de estrellas.
FIN.