Nani, la águila que temía volar



Había una vez en los altos picos de los Andes, una pequeña águila llamada Nani. A diferencia de sus amigos, que se lanzaban a la aventura en el aire con gracia y valentía, Nani siempre buscaba excusas para no volar.

"No sé si puedo hacerlo", decía con un susurro, mientras sus plumas doradas brillaban bajo el sol.

Un día, sus amigos le dijeron:

"Vamos, Nani, ¡solo tienes que intentarlo!"

"Sí, Nani. No hay nada que temer. El cielo es hermoso para volar", agregó Luna, una águila sabia y experimentada.

Pero Nani movió la cabeza de forma negativa, mirando al suelo. Tenía miedo de caer, de no poder volver a subir.

Un día, mientras sus amigos volaban, un fuerte viento sopló y un nuevo ser llegó a la montaña; era un pequeño pajarito llamado Pipo, que se había perdido.

"¡Ayuda, ayuda! No sé cómo volver a mi casa!" gritó Pipo, muy asustado.

Nani sintió un cosquilleo en su corazón. Quería ayudarlo, pero ¿cómo podría hacerlo si no sabía volar?"No te preocupes, Pipo. ¡Nosotros te ayudaremos!", le dijo Maxi, el águila más grande. Sin embargo, ellos sabían que llevar a Pipo de regreso a su hogar sería complicado.

Días pasaron y Nani pensó en el pequeño pajarito. Todo el tiempo lo veía moverse por la montaña, tratando de encontrar su camino y siempre mirando hacia las aves que volaban. Una tarde, mientras el sol comenzaba a ocultarse, Nani vio a Pipo mirarla con ojos llenos de esperanza.

"Nani, ¿me ayudarías a llegar a casa? Te prometo que estaré a tu lado todo el tiempo, solo necesito que vueles una vez", pidió Pipo con su voz delicada.

Nani sintió cómo su corazón se llenaba de valor. Por primera vez, pensó que podría intentar volar. Tal vez, si volaba una vez, podría regresar bien. Se acercó a un pequeño despeñadero, miró a Pipo y dijo:

"¡Está bien, intentaré!".

Ante la mirada de su gran amigo, Nani se lanzó al vacío. Al principio fue inquietante, pero cuando abrió sus alas, sintió la brisa acariciar sus plumas. ¡Era libre! Voló alto y junto a Pipo, y mientras miraban hacia abajo, Nani sintió que sus miedos se desvanecían.

"¡Mirá! Estás volando, Nani! ¡Eres increíble!", gritó Pipo emocionado.

Juntas, comenzaron a buscar el camino de regreso a la casa de Pipo. Nani se movía con más confianza, su corazón palpitaba de alegría y en ese momento sintió que el miedo había quedado atrás. Y, aunque hubo momentos de duda y miedo, se dio cuenta que podía controlar la situación y que tenía a su amigo a su lado.

Finalmente, encontraron la casa de Pipo, un hermoso nido en un árbol frondoso.

"¡Gracias, Nani! No hubiese podido hacerlo sin vos", dijo Pipo, con una sonrisa de oreja a oreja.

"No solo eso, Pipo. Me ayudaste a encontrar mi valentía", respondió Nani emocionada.

Desde aquel día, Nani no solo voló con sus amigos, sino que también comenzó a ayudar a otros animales que necesitaban orientación. Con cada vuelo, dejaba atrás su miedo y aprendía a disfrutar del vasto cielo.

"Pipo, ¿sabés qué? No hay nada mejor que volar y ayudar a los demás", le dijo un día Nani mientras surcaban los cielos.

"Sí, Nani. Tu valentía inspira a todos", respondió Pipo, y juntos se lanzaron hacia el horizonte, donde los sueños flotaban tan alto como ellos.

Y así, la pequeña águila que temía volar se convirtió en la más valiente de todas, descubriendo que en la amistad y la superación, se encuentran las más grandes aventuras.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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