Napoleón, el rey, Caperucita y el lobo cazador
Había una vez en un reino muy lejano, donde reinaba un rey poderoso y sabio. Este rey tenía un gran ejército y vivía rodeado de lujos y riquezas. Pero a pesar de su poder, el rey no era feliz.
En el bosque cercano al reino, vivía Caperucita, una niña valiente y curiosa que adoraba explorar la naturaleza. Un día, Caperucita decidió aventurarse en el bosque para visitar a su abuelita, llevándole una canasta llena de dulces y frutas.
Mientras tanto, en ese mismo bosque, cazaba el lobo, un intrépido cazador que buscaba animales para su cena. De repente, el lobo se encontró con el pequeño Napoleón, un ratoncito inteligente y astuto que había perdido su camino.
El lobo, en lugar de atacarlo, decidió ayudarlo a encontrar su camino de regreso a casa. Mientras tanto, el rey del reino decidió salir de su castillo para explorar los terrenos y se adentró en el bosque.
Allí se encontró con Caperucita, quien, preocupada por la tardanza de su abuelita, le pidió al rey que la ayudara a encontrarla. El rey, sorprendido por la petición de la humilde niña, accedió a acompañarla. En su camino, se toparon con el lobo y el ratoncito Napoleón.
Todos se miraron con temor al principio, pero luego se dieron cuenta de que juntos podían ayudarse mutuamente. El rey, con su sabiduría, guió al lobo para que se convirtiera en un protector del bosque en lugar de un cazador.
Caperucita y el lobo aprendieron a vivir en armonía, y el rey comprendió que la verdadera riqueza está en la bondad y la colaboración.
Desde ese día, el reino prosperó, el bosque se llenó de vida y todos, tanto grandes como pequeños, aprendieron el valor de la amistad y la cooperación.
FIN.