Naturaleza Viva y los Guardianes del Bosque Encantado


Había una vez en un bosque encantado donde los árboles susurraban secretos al viento y las flores bailaban al compás de la brisa.

En este mágico lugar, vivían los guardianes de la naturaleza, seres especiales que protegían y cuidaban cada rincón del bosque. - ¡Buenos días, queridos amigos! -saludaba el Gran Roble a los pájaros que revoloteaban a su alrededor. - ¡Buenos días, Gran Roble! ¿Qué novedades hay hoy? -preguntó curioso el jilguero.

- Hoy es un día especial, Naturaleza Viva nos visitará -anunció el Gran Roble con emoción. Naturaleza Viva era una criatura mágica que solo aparecía cuando el bosque necesitaba ayuda.

Tenía el poder de dar vida a todo lo que tocaba y traer armonía a cada ser vivo. Todos estaban ansiosos por verla y recibir su sabiduría. Al caer la tarde, una luz brillante iluminó el claro del bosque y allí estaba ella: Naturaleza Viva, radiante y llena de energía.

- ¡Bienvenidos, mis amigos! Veo que el bosque está en problemas -dijo con voz dulce pero firme-. Pero juntos podemos encontrar soluciones. Los guardianes del bosque se acercaron a escuchar atentamente las palabras de Naturaleza Viva.

Les contó sobre la importancia de cuidar el agua, proteger a los animales en peligro de extinción y preservar la belleza natural del lugar. - Debemos trabajar juntos para mantener vivo nuestro hogar -instó Naturaleza Viva con determinación.

Los guardianes asintieron con decisión y se comprometieron a seguir sus consejos. Comenzaron limpiando los arroyos contaminados, plantando árboles en peligro de desaparecer y creando refugios para los animales heridos. Con cada acción, el bosque cobraba nueva vida.

Los ríos volvían a fluir cristalinos, las aves cantaban con alegría y los colores vibrantes de las flores llenaban cada rincón del lugar. La magia de Naturaleza Viva se extendió por todo el bosque renovando su esplendor perdido.

Días después, una gran celebración se llevó a cabo en honor a Naturaleza Viva y a los valientes guardianes del bosque. Todos compartieron risas, bailes y gratitud por todo lo logrado juntos.

- Gracias por recordarnos que la naturaleza es vida en sí misma -agradeció el Gran Roble emocionado. Naturaleza Viva sonrió con ternura antes de despedirse sabiendo que su trabajo allí estaba hecho.

Con un destello brillante desapareció dejando tras de sí un legado de amor por la naturaleza en cada corazón presente en aquel mágico bosque encantado.

Dirección del Cuentito copiada!
1