Náufragos en la tormenta
En una pequeña ciudad costera vivían dos hermanos llamados Tomás y Sofía. Desde que eran pequeños, les encantaba ir al mar.
Cada vez que tenían la oportunidad, se escapaban a la playa para jugar en la arena, nadar en el agua y buscar almejas. Un día de verano, los niños fueron a la playa temprano por la mañana. La playa estaba vacía y ellos corrían por la orilla del mar riendo y jugando.
De repente, Tomás notó algo extraño flotando en el agua. - ¡Sofía! ¡Mira eso! -dijo Tomás señalando hacia el agua. - ¿Qué es? -preguntó Sofía acercándose. - Parece un barco naufragado -respondió Tomás emocionado-. Vamos a investigar.
Los niños corrieron hacia el objeto misterioso y descubrieron que era un pequeño bote de pesca abandonado. Los ojos de los hermanos brillaron con emoción ante la idea de tener su propio bote para explorar el mar.
Sin pensarlo dos veces, subieron al bote y comenzaron a remar hacia alta mar. El sol brillaba intensamente sobre sus cabezas mientras avanzaban por las olas cristalinas del océano.
Pero pronto se dieron cuenta de que habían perdido el rumbo y no sabían cómo regresar a tierra firme. Asustados, comenzaron a remar más rápido tratando de encontrar una señal familiar en el horizonte. Sin embargo, cuanto más remaban, más lejos parecía estar la costa.
De repente, una tormenta empezó a formarse sobre ellos: nubes negras cubrían el cielo y las olas se agitaban violentamente. Los niños se abrazaron con miedo mientras el bote era zarandeado por el viento. - ¡No puedo ver nada! -gritó Sofía, asustada por la oscuridad que los rodeaba.
- Tranquila, hermana. Yo te protegeré -respondió Tomás tratando de mantener la calma. De repente, una luz brillante apareció en la distancia: era un faro que guiaba a los barcos hacia la costa.
Con su última fuerza, los niños remaron hacia la luz y finalmente llegaron a tierra firme. Agradecidos por estar a salvo, los hermanos prometieron nunca volver a subestimar el poder del mar.
A partir de ese día, aprendieron todo lo que pudieron sobre navegación y seguridad en el agua para estar mejor preparados para cualquier situación. Con el tiempo, Tomás y Sofía se convirtieron en expertos marineros y exploradores del mar.
Y aunque nunca volvieron a encontrarse con una tormenta tan peligrosa como aquella vez, siempre recordarán esa aventura como una lección valiosa sobre respetar y disfrutar del mar con precaución.
FIN.