Nehemias, el jinete soñador


Había una vez un niño llamado Nehemias, que tenía tan solo dos años de edad. Nehemias era un niño muy especial, ya que desde muy pequeñito le fascinaban los caballos.

Cada vez que veía uno en la televisión o en algún libro, sus ojitos se iluminaban y no podía evitar sonreír. Un día soleado, mientras paseaba con su mamá por el parque, Nehemias vio a lo lejos un espectáculo maravilloso: había un grupo de niños montando a caballo.

Su corazón se llenó de emoción y no pudo contener su alegría. Corrió hacia los caballos mientras decía emocionado: "¡Mamá, mira los caballitos! ¡Quiero montar uno!".

Su mamá intentó explicarle que era demasiado pequeño para hacerlo, pero Nehemias no se dio por vencido. Decidido a cumplir su sueño de montar a caballo, Nehemias comenzó a buscar información sobre estos hermosos animales. Pasaba horas viendo videos educativos en internet y leyendo libros sobre ellos.

Aprendió todo acerca del cuidado de los caballos y cómo montarlos correctamente. Un día, mientras jugaba en el jardín trasero de su casa con sus juguetes de animales, Nehemias tuvo una idea brillante.

Tomó uno de sus peluches favoritos y lo colocó encima de una silla vieja para simular un caballo. Con gran determinación e imaginación, subió al —"caballo"  y comenzó a dar saltitos como si estuviese galopando.

Su mamá lo observaba desde la ventana y se emocionó al ver la pasión que Nehemias tenía por los caballos. Se acercó a él y le preguntó: "Nehemias, ¿qué estás haciendo?". Él respondió con una sonrisa en su rostro: "¡Estoy montando un caballo, mamá! ¡Y es muy divertido!".

La mamá de Nehemias quedó impresionada por la creatividad y determinación de su hijo. Decidió que era hora de hacer algo especial para ayudar a Nehemias a cumplir su sueño.

Investigó en internet y encontró un lugar cercano donde ofrecían paseos en pony para niños pequeños. Sin decirle nada, reservó un turno para Nehemias y esperó ansiosa el día del paseo. Cuando llegaron al lugar, Nehemias no podía creer sus ojos.

Había muchos ponys esperándolo, listos para llevarlo a dar un paseo. Su corazón latía tan rápido como los cascos de los caballos. El instructor le explicó cómo sujetar las riendas y cómo mantener el equilibrio sobre el pony.

Nehemias prestaba mucha atención, quería asegurarse de hacer todo correctamente. Finalmente, llegó el momento tan esperado. Subió al lomo del pony y comenzaron a caminar lentamente por el sendero del bosque.

La emoción invadió cada fibra de su ser mientras sentía la brisa acariciar su rostro. Después del paseo en pony, Nehemias se sintió lleno de felicidad y orgullo por haber logrado montar a caballo como siempre había soñado.

Agradecido con su mamá por ayudarlo a cumplir su sueño, le dio un fuerte abrazo y le dijo: "Gracias, mamá. Fue la mejor experiencia de mi vida". A partir de ese día, Nehemias nunca dejó de amar los caballos. Continuó aprendiendo sobre ellos y disfrutando cada oportunidad que tenía para montar.

Su pasión por los caballos lo llevó a convertirse en un jinete profesional cuando creció.

La historia de Nehemias nos enseña que no importa cuán pequeños seamos o cuántos obstáculos tengamos en nuestro camino, si somos persistentes y seguimos nuestros sueños con pasión y determinación, podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos.

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