Nehuen y la Aventura del Bosque Encantado



Era un soleado día de primavera en un pequeño pueblo de Argentina. Nehuen, un niño curioso de siete años, estaba jugando en su jardín. Siempre había sentido una conexión especial con la naturaleza.

Un día, mientras exploraba cerca del río, Nehuen encontró un mapa antiguo escondido bajo una piedra. Cuando lo desdobló, vio que conducía a un lugar marcado como el "Bosque Encantado".

"¡Esto es increíble! Me pregunto qué habrá en ese bosque", pensó Nehuen, sintiendo una emoción burbujear en su interior.

Decidido a descubrirlo, se armó con su fiel mochila, que siempre contenía una linterna, galletitas y su librito de dibujos.

Mientras caminaba hacia el bosque, se encontró con su mejor amigo, Lucas.

"¿A dónde vas, Nehuen?" -preguntó Lucas, con curiosidad.

"Encontré un mapa de un lugar llamado el Bosque Encantado y voy a explorarlo. ¿Querés venir conmigo?"

"¡Sí! Suena emocionante!" -exclamó Lucas, lleno de energía.

Los dos amigos se adentraron en el bosque, donde los árboles eran altos y frondosos. Era un lugar donde los pájaros cantaban melodías alegres y una brisa suave movía las hojas.

Mientras caminaban, encontraron una puerta misteriosa en un gran tronco de árbol. Tenía inscripciones talladas que parecían antiguas.

"¿Te imaginas qué hay detrás de esta puerta?" -dijo Nehuen, con los ojos brillantes.

"Quizás sea un mundo mágico" -respondió Lucas, mirando maravillado.

Nehuen decidió abrir la puerta y, para su sorpresa, se encontraron en un claro donde había criaturas mágicas. Había hadas volando, un unicornio paciendo y un dragón que parecía amistoso. Sin embargo, también notaron que el lugar estaba un poco sucio; había basura esparcida por todas partes.

"Esto no puede ser un lugar mágico si no está limpio," observó Nehuen.

"Sí, debemos ayudarles a limpiarlo" -afirmó Lucas.

Los dos amigos se pusieron manos a la obra. Recolectaron la basura mientras las criaturas mágicas los observaban, y poco a poco, el claro fue volviéndose más hermoso. Las hadas empezaron a aplaudir y el dragón creó una brisa agradable que hacía que las hojas brillaran.

"Gracias, amigos. No solo han limpiado nuestro hogar, sino que han traído la magia de vuelta", dijo una de las hadas, sonriendo.

Nehuen y Lucas se sintieron felices, pero había algo que aún no había terminado. La puerta de regreso estaba sellada por una bruma mágica.

"Quizás podamos irnos si hacemos algo bueno más", sugirió Nehuen.

"¿Qué más podemos hacer?" -preguntó Lucas.

Recordando que la amistad era valiosa, Nehuen tuvo una idea.

"Podemos organizar un festival para celebrar la amistad entre todos. ¡Así fortaleceremos los lazos!"

Las criaturas asintieron emocionadas y comenzaron a ayudar. Prepararon flores, comida y música. Todo el bosque se llenó de risas y energía positiva. Cuando estuvieron listos, todos comenzaron a bailar y cantar.

Justo en ese momento, la puerta se iluminó y la bruma mágica se desvaneció. Nehuen y Lucas sabían que había llegado el momento de regresar a casa.

"Nos vemos, amigos! Gracias por su magia!" -gritaron mientras cruzaban la puerta.

Al salir del bosque, Nehuen tomó el mapa y lo guardó en su mochila como un recuerdo de la aventura. Sabía que la verdadera magia estaba en el cuidado del medio ambiente y en las amistades que formamos.

"¿Qué te parece si hacemos más aventuras juntos?" -mencionó Lucas.

"¡Sí! Y siempre llevaremos algo para ayudar a nuestro entorno!" -respondió Nehuen, sonriendo, mientras miraban hacia el bosque encantado que se desvanecía en el horizonte.

Desde ese día, cada vez que iban a jugar al parque, Nehuen y Lucas llevaban una bolsa para recoger la basura. Con cada pequeña acción, los niños se convirtieron en héroes de su comunidad, recordando siempre que la amistad y el cuidado del planeta son magia pura.

Y así, las aventuras de Nehuen y Lucas continuaron, llenas de risas, diversión y nuevos aprendizajes. Como dice el dicho, "pequeños cambios pueden llevar a grandes aventuras".

Fin.

FIN.

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