Nelly y el Misterio del Cuaderno Perdido
Nelly era una niña de cabello rizado y ojos brillantes, siempre llevaba consigo su mochila llena de libros y sonrisas. Cada día, caminaba alegremente hacia la escuela junto a su hermana mayor, Estefany, quien era un poco más seria pero siempre estaba lista para cuidar de su hermana. Un día soleado, mientras recorrían el camino habitual, Nelly notó algo extraño.
"Estefany, ¿no te parece raro que hoy no haya ninguna paloma en el parque?" - preguntó Nelly, mirándose alrededor.
"Es cierto, normalmente siempre están picoteando por ahí... Pero no te preocupes, Nelly, seguro que vuelven mañana" - respondió Estefany con una sonrisa, tratando de calmar la inquietud de su hermana.
Al llegar a la escuela, Nelly se dirigió a su aula, lista para compartir con sus amigos. Pero, de repente, se dio cuenta de que su cuaderno favorito, lleno de dibujos y notas sobre sus materias preferidas, había desaparecido.
"¡No puede ser! ¡Mi cuaderno!" - exclamó Nelly, sintiendo que el mundo se le venía abajo.
"No te preocupes, vamos a buscarlo juntas" - dijo Estefany, decidida a ayudar a su hermana. Tras buscar en su mochila y en la clase, no encontraron rastros del cuaderno. Decidieron preguntar a sus amigos, pero nadie lo había visto.
"Tal vez alguien lo encontró y lo llevó a la dirección" - sugirió uno de sus compañeros.
Las dos hermanas decidieron ir juntas hacia la oficina del director. Al llegar, se vieron con un señor mayor que sonreía amable.
"Hola, chicas, ¿cómo puedo ayudarlas?" - preguntó el director, mientras organizaba algunos papeles en su escritorio.
"Perdí mi cuaderno y creo que alguien lo encontró. Quisiera saber si alguien lo trajo aquí" - explicó Nelly, con la voz entrecortada por la preocupación.
"Entiendo. Vamos a revisar el área de objetos perdidos. Puede que haya aparecido allí" - dijo el director, levantándose para guiarlas hacia un armario. Abrió la puerta y, para su sorpresa, allí estaba el cuaderno de Nelly.
"¡Mi cuaderno!" - gritó Nelly, y corrió hacia él.
"Cuando uno se preocupa por algo, y lo busca con paciencia, generalmente aparece" - mencionó el director, sonriendo.
Nelly y Estefany agradecieron al director, pero también sentían que debían hacer mucho más que simplemente encontrar el cuaderno. Al salir de la oficina, Nelly miró a su hermana.
"Me siento tan feliz por tener mi cuaderno, pero creo que hay otros niños que pueden estar perdiendo cosas y no saben cómo encontrarlas" - reflexionó Nelly.
"Eso es cierto. Podríamos hacer algo al respecto, ¿no?" - dijo Estefany emocionada.
Las dos hermanas comenzaron a idear un plan. Después de clases, recogieron cajas y cartulinas y se pusieron a trabajar. Crearon un pequeño cartel que decía: "Club de Búsqueda: ¡Ayudamos a encontrar cosas perdidas!". Adjuntaron un horario y se llenaron de entusiasmo al pensar en ayudar a sus compañeros.
Cuando el día siguiente llegó, compartieron su idea en el aula.
"¡Hola a todos! Queremos ayudar a quienes han perdido algo. Estaremos en el patio después de clases para ayudarlos a buscar" - anunció Nelly, mientras sus amigos la escuchaban con atención.
Con el apoyo de sus amigos, el Club de Búsqueda se convirtió rápidamente en una gran actividad. A lo largo de la semana, ayudaron a varios compañeros a encontrar desde gorras hasta libros de texto. Nelly se sentía más feliz que nunca al ver cómo podían hacer la diferencia en la escuela.
Un día, mientras ayudaban a buscar un reloj, Estefany miró a Nelly y dijo:
"¿Ves, Nelly? No solo encontraste tu cuaderno, sino que ahora estamos ayudando a otros también."
Nelly sonrió y respondió:
"Sí, estoy aprendiendo que ayudar a otros nos hace sentir bien y nos acerca más como amigos y hermanos."
El tiempo pasó y el Club de Búsqueda se volvió parte de la tradición de la escuela. Nelly y Estefany siguieron uniendo fuerzas y haciendo de su escuela un lugar más amable y solidario. Y así, no solo encontraban objetos perdidos, sino que también hallaban sonrisas y nuevos amigos en el camino.
Y cada vez que Nelly veía una paloma en el parque, le recordaba lo importante que es cuidar lo que tenemos, valorar a quienes nos rodean y ayudar a los demás en la búsqueda de lo que han perdido.
"La amistad y el compañerismo son tesoros más valiosos que cualquier cuaderno" - pensaba Nelly mientras regresaba a casa junto a Estefany, llena de ideas para su próximo proyecto.
FIN.