Newton aprende sobre el respeto y la comida ajena
Newton era un perro muy aventurero y curioso, siempre estaba explorando nuevos lugares. Un día decidió salir a caminar por la montaña, pero sin darse cuenta se adentró demasiado y terminó perdiéndose.
Después de mucho caminar y buscar el camino de vuelta a casa, Newton empezó a sentir hambre en su estómago. Fue entonces cuando vio algo que le llamó la atención: una mesa llena de comida deliciosa.
Sin pensarlo dos veces, Newton se acercó a la mesa y comenzó a comer todo lo que había sobre ella. Pero en ese momento apareció el dueño de la casa, un hombre mayor con barba blanca y sonrisa amable.
"Hola pequeño amigo, ¿cómo has llegado hasta aquí?"- preguntó el hombre mientras acariciaba la cabeza de Newton. "Me perdí en la montaña y encontré esta comida tan rica"- respondió Newton con entusiasmo mientras seguía comiendo. El hombre sonrió al ver lo contento que estaba el perro comiendo su comida.
Pero luego le explicó que esa comida no era para él y que debía irse antes de que alguien más lo descubriera.
Newton se sintió triste al tener que dejar aquella mesa llena de comida detrás, pero entendió las palabras del hombre y decidió seguir buscando su camino hacia casa. Mientras caminaba por la montaña, Newton recordaba las palabras del hombre sabio. Él entendía ahora que no podía tomar cosas que no eran suyas sin permiso.
Y aunque tenía hambre, debía encontrar otra forma de saciarla sin dañar a los demás. Fue así como Newton aprendió una valiosa lección sobre la importancia de ser respetuoso y considerado con los demás.
Y aunque nunca volvió a encontrar aquella mesa llena de comida, siempre recordaría esa experiencia como una oportunidad para crecer y aprender.
Desde entonces, Newton se convirtió en un perro más sabio y maduro, que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás y a compartir lo que tenía sin esperar nada a cambio.
FIN.