Nico, el Camarón Triste
Era un hermoso día en el río de la Selva Lúcida, donde nadaba Nico, un camarón de color anaranjado brillante. Pero hoy, a diferencia de otros días, Nico no estaba nadando felizmente. "¿Por qué estoy tan triste?" - se preguntaba mientras contemplaba el agua turbia que una vez había sido cristalina. Al mirar a su alrededor, vio botellas y papeles flotando. "Este no es el hogar que quiero para mis amigos", pensó.
Decidido a encontrar una solución, Nico se aventuró a hablar con su amiga la Tortuga Tula. "Tula, estoy muy triste porque mi río está sucio. ¿Qué puedo hacer?" - le explicó.
Tula, siempre sabia, le respondió: "Nico, un problema parece grande cuando estamos solos. Pero si pedimos ayuda, podemos encontrar soluciones."
Nico sintió una chispa de esperanza y decidió hablar con más amigos. Se acercó al pez Payasito. "Payasito, mi río necesita ayuda. ¿Te unís a mí para limpiarlo?" -
"¡Claro, Nico! Pero necesitaríamos más amigos para hacerlo más rápido!" - respondieron juntos. Así fue como se les ocurrió una gran idea: organizar una fiesta de limpieza.
Volaron rumores por toda la selva y, un día hermoso, todos los habitantes del río, desde ranas, hasta patos, se reunieron para ayudar a Nico. "Vamos a hacer de este lugar el mejor que pueda ser!" - gritó Nico entusiasmado.
Mientras todos ayudaban a recoger botellas y papeles, otros como el pez Globo también se unieron para compartir historias. "Yo en mis viajes he visto ríos hermosos que quiero que también sean así!" - decía. Las risas resonaban mientras se llenaban canastos con la basura, y así el espíritu de todos se elevaba.
Pero mientras limpiaban, Nico encontró algo sorprendente: un objeto brillante entre la basura. "¿Qué es esto?" - preguntó Nico levantando un viejo colgante de color dorado.
Todos se acercaron a mirar. "Parece un tesoro!" - dijo Tula emocionada. "Tal vez valga la pena cuidarlo y buscar a quien pertenecía."
Nico tuvo una idea. "Podemos hacer un concurso, ¡el que encuentre más tesoros se ganará el colgante! Pero el verdadero premio será un río limpio y hermoso."
Todos quedaron encantados con la idea. Se dividieron en equipos y comenzaron a buscar pequeños objetos que encontraran. No solo estaban limpiando, sino también divirtiéndose y aprendiendo sobre la importancia de cuidar su hogar. "¡Miren! Encontré una vieja pelota!" - gritaba un pez mientras todos reían.
Finalmente, al atardecer, el río relucía como nunca antes. Con todos los residuos recogidos, los amigos celebraron. "¡Lo logramos!" - exclamó Nico. "Este río ahora brilla de nuevo y, más importante, aprendimos que juntos podemos lograr cualquier cosa."
El colgante dorado fue colocado sobre una roca, y todos acordaron que sería un recordatorio de la unión y el esfuerzo colectivo.
"Nico, no estás más triste. Tu río es hermoso y todos juntos lo haremos así cada día!" - celebró Tula.
Nico, feliz, sonrió satisfecho. "La tristeza se va cuando trabajamos juntos. Este río es nuestro hogar, y juntos podemos cuidarlo."
Y así, desde aquel día, el río de la Selva Lúcida brilló más que nunca, lleno de amigos y aventuras, y sobre todo, de amor por la naturaleza.
FIN.