Nico y el adjetivo brillante



Nico vivía en la Isla Esmeralda, un lugar lleno de misterios y aventuras. Un día, mientras exploraba, encontró un adjetivo llamado “Brillante”. El adjetivo brillante siempre estaba lleno de alegría y entusiasmo.

- Hola, soy Nico, ¿cómo te llamas? - preguntó el sustantivo con curiosidad. - ¡Hola, Nico! Soy Brillante, y estoy encantado de conocerte. Me encanta iluminar las cosas y hacer que brillen con alegría - respondió el adjetivo. Nico y Brillante se hicieron amigos rápidamente.

Juntos recorrieron la isla, descubriendo secretos escondidos y ayudando a los demás habitantes. Una tarde, mientras caminaban por el bosque, escucharon a alguien llorar. Se acercaron y encontraron a un verbo llamado “Triste”. - ¿Qué te pasa, Triste? - preguntó Brillante con preocupación.

- No puedo evitar hacer que todo se sienta mal - respondió el verbo con tristeza. - No te preocupes, Triste, vamos a ayudarte a cambiar.

Nico y Brillante enseñaron a Triste a ver el lado positivo de las cosas, a encontrar la luz en la oscuridad y a llenar el mundo de esperanza. Con el tiempo, Triste se convirtió en “Alegre”, un verbo lleno de energía y sonrisas.

La isla estaba más brillante que nunca, llena de palabras que transmitían felicidad y optimismo. Nico, Brillante y Alegre se convirtieron en un equipo imparable, viajando por la isla y llevando alegría a todos los habitantes.

Su amistad demostró que juntos podían cambiar el mundo con su actitud positiva y su deseo de ayudar a los demás.

FIN.

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