Nicolas, el dinosaurio diferente


Había una vez en el valle de los dinosaurios, un pequeño y curioso dinosaurio llamado Nicolas.

A diferencia de los demás dinosaurios, Nicolas no era tan grande y fuerte, ni tenía escamas, sino que su piel era suave como la seda y de un brillante color azul. Esto lo hacía único entre todos sus compañeros. "¡Mamá, papá, miren lo que puedo hacer con mis alas!" exclamaba Nicolas emocionado, desplegando sus alas de un azul resplandeciente.

Sus padres, cariñosamente, lo miraban con dulzura, pero en el valle, ser diferente no era fácil. Los demás dinosaurios a menudo se burlaban de Nicolas por ser tan distinto a ellos. "¡Miren al dinosaurio azul, parece un pájaro!", se reían algunos.

Esto entristecía a Nicolas, quien anhelaba ser aceptado por los demás. Un día, cansado de ser objeto de burlas, Nicolas decidió emprender un viaje para encontrar su lugar en el mundo.

Durante su travesía, conoció a otros animales que, al principio, no entendían su rareza, pero luego lo aceptaron tal como era. "Tus alas son increíbles, Nicolas, ¿cómo las conseguiste tan brillantes?" preguntaba una mariposa. Esto le hizo sentir a Nicolas que, aunque era diferente, eso no significaba que no podía ser valioso.

Finalmente, después de muchas aventuras, Nicolas regresó al valle de los dinosaurios con una nueva perspectiva.

Con el coraje que había acumulado en su viaje, se paró frente a sus compañeros y, en vez de sentirse avergonzado, desplegó sus resplandecientes alas con orgullo. "Soy diferente, soy único, y eso es lo que me hace especial", les dijo con determinación. Los demás dinosaurios quedaron atónitos ante la valentía de Nicolas.

Pronto, en vez de burlarse, los otros dinosaurios comenzaron a admirar su singularidad. A partir de ese día, Nicolas se convirtió en un ejemplo de aceptación y amor propio en el valle de los dinosaurios, enseñando a todos que la diversidad es lo que hace al mundo un lugar maravilloso.

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