Nicolas el flojito



Nicolas era un niño de 5 años que siempre llevaba unos anteojos morados muy llamativos. Aunque era inteligente, no le gustaba ir a la escuela ni hacer tareas. Pasaba todo el día viendo la televisión y jugando con su celular.

Sus padres le pedían que hiciera sus tareas, pero él nunca quería hacerlas. Sin embargo, algo que siempre cumplía era lavarse los dientes. Era un niño ordenado en su higiene, pero desordenado en sus responsabilidades.

Un día, su mamá le contó sobre un cuento que había escuchado de un hada mágica llamada Estrellita que podía ayudar a los niños a cambiar su forma de ver las cosas.

Intrigado por la historia de Estrellita, Nicolas decidió prestar atención a la siguiente vez que su mamá leyera el cuento. - '¡Mamá, por favor, cuéntame de nuevo la historia del hada Estrellita!', pidió Nicolas.

Su mamá sonrió y comenzó a contarle sobre Estrellita, un hada que ayudaba a los niños a descubrir el valor de la responsabilidad y el esfuerzo. Nicolas se emocionó al escuchar sobre las aventuras de Estrellita y se preguntó si el hada mágica podría ayudarlo a cambiar su actitud.

Al día siguiente, Nicolas encontró una sorpresa en su habitación: ¡un pequeño hada de brillantes alas y una sonrisa radiante! '¡Hola, soy Estrellita! He venido para ayudarte', dijo el hada mágica.

A partir de ese día, Estrellita acompañó a Nicolas en todas sus actividades, enseñándole la importancia de terminar sus tareas antes de jugar, pero también mostrándole que el esfuerzo puede ser divertido. Juntos, limpiaron su habitación, armaron rompecabezas, cocinaron galletitas y, lo más importante, organizaron un divertido juego que demostró lo emocionante que puede ser aprender.

Con la ayuda de Estrellita, Nicolas descubrió que ser ordenado y responsable no significa dejar de divertirse, sino encontrar la alegría en el cumplimiento de sus deberes.

Con el tiempo, Nicolas se convirtió en un niño más feliz y capaz, disfrutando de la escuela y reconociendo que el esfuerzo vale la pena. Y lo más importante, jamás dejó de cuidar su higiene, ¡siempre con sus anteojos morados y una sonrisa de satisfacción! .

FIN.

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