Nicolle Castro y su pasión por el baile
Nicolle Castro era una niña morenita, de pelo largo y rizado, que vivía en una pequeña ciudad. Desde que era muy pequeña, Nicolle siempre había sentido una gran pasión por el baile. Todas las tardes, después de la escuela, corría a su academia de baile Forces Dan, donde pasaba horas practicando y perfeccionando su técnica.
Un día, mientras Nicolle ensayaba para una presentación importante, su maestra de baile, la señorita Valeria, se acercó a ella con una gran noticia. -¡Nicolle, tenemos la oportunidad de participar en un importante concurso de baile! Será una oportunidad increíble para mostrar todo lo que has aprendido y llevar tu pasión por el baile al siguiente nivel-, exclamó la señorita Valeria emocionada.
Nicolle no podía creerlo. Estaba nerviosa pero emocionada ante la idea de poder representar a su academia en un concurso tan importante. Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha del concurso, Nicolle comenzó a sentir dudas. -¿Y si no soy lo suficientemente buena? ¿Y si cometo un error frente a tanta gente? -, se preguntaba a sí misma.
La señorita Valeria notó la preocupación de Nicolle y decidió tener una charla con ella. -Nicolle, entiendo que te sientas nerviosa, pero recuerda que lo más importante es que disfrutes cada paso que das en el escenario. El baile es tu pasión, y nadie puede transmitir la alegría de bailar como lo haces tú. Confía en ti misma y en todo lo que has aprendido. El escenario será tu oportunidad de brillar y mostrar al mundo tu amor por el baile-, le dijo la maestra con cariño.
Las palabras de la señorita Valeria resonaron en el corazón de Nicolle. Decidió que no permitiría que sus miedos la detuvieran. Practicó con más dedicación que nunca, recordando siempre las palabras de su maestra. Llegó el día del concurso y Nicolle se sentía lista para dar lo mejor de sí.
Al subir al escenario, Nicolle pudo sentir los nervios, pero también una emoción indescriptible. El público estaba expectante y ella sabía que era su momento. La música comenzó a sonar y Nicolle dejó que su cuerpo se moviera al ritmo de la melodía. Cada paso, cada giro, cada movimiento fluía con pasión y gracia. Cuando la música llegó a su fin, el público estalló en aplausos.
Nicolle había logrado transmitir toda su pasión por el baile. La expresión de alegría en su rostro era innegable. La señorita Valeria se le acercó con una sonrisa enorme. -¡Nicolle, lo lograste! Estoy tan orgullosa de ti-, exclamó la maestra, abrazando a Nicolle con alegría.
Desde ese día, Nicolle entendió que el baile no se trataba solo de perfección técnica, sino de compartir su amor y alegría a través del arte. En cada presentación, recordaba las palabras de la señorita Valeria y se permitía disfrutar cada momento en el escenario. Su pasión por el baile la llevó a cumplir grandes sueños y a inspirar a otros a seguir sus propias pasiones.
FIN.