Nika y el Maravilloso Mundo de los Trabajos



Era una tarde soleada en el barrio, y Nika estaba en su escritorio frente a una montaña de papeles. Le habían asignado un trabajo en la escuela sobre las frutas y a ella le parecía el tema más aburrido del mundo. "¿Por qué tengo que hacer esto?"- se quejaba mientras miraba por la ventana a sus amigos jugando en el parque. "Esto es tan malo. No es justo que me hagan hacer un trabajo tan aburrido"- pensó.

Su perrito, Lucas, la miraba con ojos curiosos. "¿Por qué no estás contenta, Nika?"- le preguntó. "¡Por este trabajo tan aburrido!"- respondió frustrada. Lucas, haciendo un pequeño ladrido, pareció sentir la preocupación de su dueña.

De repente, una idea brilló en la mente de Nika. "¿Y si trato de hacer de este trabajo algo divertido?"- pensó. Decidida a cambiar su actitud, comenzó a investigar sobre las frutas no solo en los libros, sino también en su entorno.

Salió al patio y observó el naranjo de su vecino. "¡Hola, Sr. Naranjo!"- gritó Nika. "¿Qué tal, Nika?"- respondió el árbol con un suave crujido de sus ramas. Nika se rió al pensar que un árbol le pudiera hablar, pero le preguntó: "¿Puedes contarme algo sobre ti y tus naranjas?"- El árbol hizo una pequeña pausa y después respondió: "Claro. Mis naranjas son ricas en vitamina C y crecen mejor cuando hay mucho sol. Pero lo más importante es que brindan energía y felicidad a quienes las disfrutan"-.

Entusiasmada, Nika decidió que cada fruta que incluyera en su trabajo debía tener una historia que contar. Así, se fue a buscar a sus amigos. "¡Chicos!"- exclamó. "¿Quieren ayudarme con mi trabajo sobre las frutas?"-

Los amigos, curiosos, se acercaron. "Pero Nika, si el trabajo es aburrido"- dijeron. "¡No! Ahora se trata de contar historias sobre cada fruta"- les explicó Nika. "¡Haremos nuestro propio libro de aventuras frutales!"-.

Los amigos vivieron una experiencia increíble. Un día decidieron hacer una búsqueda del tesoro. Cada uno debía buscar una fruta en sus casas y contar una anécdota relacionada. De esta manera, aprendieron todo sobre las peras jugosas, las bananas resbaladizas, y hasta las frambuesas traviesas.

El día del presentar el trabajo, Nika llegó contenta. "Seño, tengo algo especial para ustedes"- dijo mientras mostraba su colorido libro lleno de historias. "¡Qué lindo, Nika!"- respondió la seño sorprendida. "Voy a pedir que cada uno del grupo presente su fruta y su historia. ¡Esto es mucho más que solo un trabajo!"-. En ese momento, Nika se dio cuenta de que había logrado convertir lo que inicialmente le parecía aburrido en una experiencia divertida y creativa.

Al final de la clase, la seño les dijo: "Lo que han hecho demuestra lo importante que es disfrutar y encontrar alegría en lo que hacemos. Nunca hay un trabajo demasiado aburrido si le pones pasión y creatividad"-.

Esa noche, mientras acariciaba a Lucas, Nika reflexionó: "Quiero recordar esto cada vez que me enfrente a algo nuevo. Puedo hacerlo interesante si veo con otros ojos"-. Y así, junto a su amigo animal, se quedó dormida soñando con nuevas aventuras, dispuesta a enfrentar cualquier trabajo con una sonrisa y un poco de imaginación.

FIN.

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