Nina y el Sol Radiante



En un bosque encantado, vivía una golondrina curiosa y amigable llamada Nina. A ella le encantaba jugar con las nubes, volar entre los árboles y observar a los animales del bosque.

Un día, Nina notó que el sol brillaba más caliente que nunca y todos los animales se escondían a la sombra para no sentir el intenso calor. Nina, preocupada por el sol, decidió volar hacia él para ayudarle.

"¡Hola, sol radiante! ¿Estás bien? Te veo brillar con mucha fuerza hoy", dijo Nina con su dulce voz. El sol, sorprendido por la visita de la golondrina, respondió con amabilidad: "Gracias, Nina.

Estoy bien, pero como soy el responsable de dar luz y calor a todo el bosque, a veces brillo con mucha intensidad. Es mi deber, pero entiendo que los animales se sientan incómodos con tanto calor".

Nina, con su corazón generoso, le ofreció al sol su ayuda: "¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte, sol radiante? Me encantaría hacer que este bosque sea un lugar feliz para todos, tanto para ti como para los demás animales".

El sol, conmovido por la generosidad de Nina, le explicó que necesitaba ayuda para repartir su luz y calor de una manera más equitativa por todo el bosque. Nina, llena de entusiasmo, propuso una solución brillante. Pensó en usar sus alas para crear sombras sobre el bosque, permitiendo que el sol brillara de manera más suave en algunos lugares.

El sol, emocionado por la ingeniosa idea de Nina, le agradeció y juntos comenzaron a trabajar.

Nina volaba de un lado a otro, esparciendo sombras dulces y frescas sobre el bosque, mientras el sol ajustaba su brillo para que todos pudieran disfrutar de su luz sin sentirse agobiados. Pronto, el bosque se llenó de alegría y comodidad, y todos los animales agradecieron a Nina y al sol por su trabajo en equipo.

Desde entonces, Nina y el sol se convirtieron en grandes amigos, trabajando juntos para mantener el equilibrio y la armonía en el bosque encantado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!