Nino y su Superpoder
En un hermoso valle prehistórico lleno de árboles altos y ríos cristalinos, vivía un dinosaurio llamado Nino. Nino era un pequeño triceratops de colores brillantes con un superpoder muy especial: tenía un oído increíblemente sensible y una memoria prodigiosa. Mientras que otros dinosaurios se pasaban el día jugando y corriendo, Nino podía escuchar el suave murmullo del viento y recordar cada hoja y cada rama del bosque.
Un día, mientras Nino exploraba un nuevo rincón del valle, se topó con un grupo de dinosaurios: Laura, la velocirráptor; Tito, el estegosaurio; y Greta, la brontosaurio. Ellos estaban hablando de la carrera que se iba a realizar el próximo fin de semana.
"¡Voy a ganar!" - dijo Tito con confianza. "Soy el más rápido de todos."
"Pero yo tengo el mejor plan para la estrategia," - comentó Laura emocionada. "Vamos a ganar a lo grande."
"¿Y qué va a hacer Nino?" - preguntó Greta mirando a Nino con una mezcla de curiosidad y duda.
Nino se sintió un poco incómodo. Sabía que algunas veces los otros dinosaurios no entendían su forma de ser. Sin embargo, decidió acercarse con su timidez habitual.
"¡Hola! Yo también quiero participar en la carrera" - anunció Nino, intentando sonar entusiasta.
Los otros dinosaurios se miraron entre sí y, aunque no querían ser malos, algunas risas escaparon de sus bocas.
"¿Participar? Pero, ¿cómo?" - preguntó Laura. "No puedes correr como nosotros, Nino. No es lo tuyo, ¿no?"
"No es que no pueda!" - respondió Nino, levantando la voz un poco más de lo habitual. "Tal vez puedo ofrecer algo diferente. Puedo escuchar cada paso del viento y recordar los caminos más seguros de la carrera. Tal vez eso también sea útil."
Los dinosaurios se quedaron callados, y Nino continuó.
"Las diferencias son lo que nos hace únicos. Puedo ser distinto, pero tengo superpoderes que pueden ayudar. No tengo que ser como ustedes para ser valioso."
Laura asintió, sintiendo que Nino tenía razón.
"Tienes un gran punto, Nino. A veces nos olvidamos de que todos tenemos habilidades únicas. Puedes guiarnos."
"Sí, ¡hagámoslo!" - gritó Tito animado. "Aprovechemos tu superoído."
Y así, Nino comenzó a ayudar a sus amigos a preparar la carrera. Usó su superpoder para escuchar los ruidos de la carrera y anticipar los obstáculos. Durante los ensayos, los demás aprendieron a escuchar a Nino y a confiar en él, descubriendo que tenía un talento excepcional para dirigirlos.
Finalmente, llegó el día de la carrera. Todos los dinosaurios se reunieron alrededor de la línea de salida. En el fondo, los más grandes y considerados también esperaban sus Turnos.
Nino estaba muy emocionado y un poco nervioso.
"Recuerden, cada uno de nosotros tiene algo especial" - les recordó mientras tomaban posiciones.
A la señal de inicio, todos comenzaron a correr. Nino se mantuvo junto a la zona de salida, usando su superoído para escuchar lo que ocurría a cada instante. A medida que los dinosaurios corrían por el valle, él les iba dando instrucciones y consejos sobre cómo evitar los baches y encontrar el mejor camino.
Al poco tiempo, la carrera se tornó intensa. ¡La multitud rugía mientras los competidores se esforzaban al máximo! Nino, con su voz clara, guiaba a sus amigos.
"¡A la izquierda, Laura! ¡Ahora gira a la derecha!"
"¡Tito, velocidad máxima! Por la ruta segura."
El clima era eufórico, todos estaban muy contentos y apoyándose entre sí. Al final, al cruzar la línea de meta, los dinosaurios se sintieron como un verdadero equipo, y no solo porque el primero había llegado gracias a las instrucciones de Nino.
"¡Lo hicimos juntos!" - gritó Tito, mientras se abrazaban.
"Nino, eres el mejor director de carrera que conocemos." - dijo Greta.
"Gracias por mostrarnos que ser diferente es un superpoder" - añadió Laura.
A partir de esa día, Nino ya no fue sólo el triceratops distinto, sino un amigo especial que había enseñado a los demás la belleza de la diversidad y la importancia de los talentos individuales.
Desde entonces, todos los dinosaurios aprendieron a trabajar juntos, combinando sus habilidades y a valorar la diversidad. Y Nino, orgulloso de ser diferente, descubrió que su superpoder era mucho más vasto de lo que había imaginado.
Así, en el hermoso valle, Nino y sus amigos aprendieron que las diferencias eran sus mejores aliadas y que juntos podían lograr cosas extraordinarias. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.