Noah y el sueño de bailar
Era una tarde soleada en Buenos Aires, y Noah, una niña de diez años con una gran pasión por la danza, estaba sentada en el umbral de su casa, observando a las chicas del barrio que jugaban en la plaza. Cada vez que pasaba una bailarina por su lado, sus ojos se iluminaban y su corazón latía más rápido.
"Mamá, yo quiero ser bailarina", le decía Noah todos los días.
"Ay, Noah, bailar es muy lindo, pero también es muy difícil", le respondía su mamá, mientras le hacía un peinado especial para el colegio.
Noah no se desanimaba. Todas las mañanas, después de la escuela, se ponía su tutú de colores y se pasaba horas en su habitación, improvisando sus propias coreografías frente al espejo. Un día, se enteró de que en el barrio habría un concurso de danza en la plaza.
"¡Es mi oportunidad!", pensó.
Pero también era un desafío. Cuando se enteró, Noah se sintió emocionada y un poco nerviosa. Se pasaba horas ensayando su rutina, pero sus amigos le decían:
"Noah, es mucha presión. Mejor no participes."
Ella les sonreía y decía:
"Pero necesito intentarlo. Este es mi sueño".
Con mucha dedicación, Noah creó una coreografía que combinaba ballet y movimientos folclóricos. La noche antes del concurso, ella se sintió un poco insegura. Mirándose en el espejo, se dio cuenta de que, aunque tenía miedo, también tenía muchas ganas.
"No importa lo que pase, lo haré", se prometió.
Llenó su mochila con su tutú, una flor para el cabello y una botellita de agua.
El gran día llegó. La plaza estaba llena de gente y muchos niños habían venido a participar. No solo había bailarines, también había músicos y artistas de diferentes disciplinas. La emoción fue creciendo a medida que otros chicos comenzaron a bailar.
Cuando llegó su turno, Noah se sintió como si todos los ojos estuvieran puestos en ella. Se subió al escenario y, de pronto, la música comenzó. Sus movimientos fluyeron tan suaves como el agua, e incluso pareció que volaba. El público se quedó muy atento y, al finalizar, ¡recibió una gran ovación!
Después de su presentación, una bailarina mayor se le acercó.
"Bravo, Noah. Tienes un gran talento. Me encantaría darte algunas lecciones."
Noah no podía creerlo.
"¡De verdad! ¿Quieres enseñarme a bailar?"
"Sí, pero no olvides que la danza también es sobre la disciplina y el esfuerzo. Lo vamos a hacer juntas."
Desde ese día, Noah comenzó a tomar clases con la bailarina, quien la motivaba y la enseñaba nuevas técnicas. Con cada clase, Noah se volvía más segura de sí misma.
A medida que pasaban los meses, comenzó a preparar una nueva actuación para un espectáculo en la escuela. Noah empezó a sentir la presión, especialmente con la llegada de más danzas para simultáneas y presentaciones.
"Es poco lo que puedo hacer, no soy como las demás," se quejaba a su mamá.
"No importa, Noah. Cada persona es única, y eso es lo que hace que cada baile sea especial".
Con esas palabras, Noah decidió que no iba a dejar que el miedo la detuviera. Así que una semana antes del espectáculo, comenzó a practicar todos los días. Se reunió con sus amigos, quienes también iban a bailar, y juntos prepararon una cierta coreografía que incluía todos sus estilos diferentes.
El día del espectáculo, Noah se sintió triste por la presión y la ansiedad, pero recordó la primera vez que había bailado en la plaza.
"¡Bailar es mi pasión! Así que solo quiero disfrutarlo", decidió.
Y efectivamente, disfrutó cada momento. La emoción llenó el escenario y al finalizar, el público aplaudió a todo dar. Noah sintió una gran satisfacción, no sólo por el aplauso, sino por haber enfrentado sus miedos y haber trabajado en equipo.
Al final de la noche, la bailarina que había enseñado a Noah se le acercó.
"Hiciste un gran trabajo. Estoy muy orgullosa de ti".
Noah sonrió, sabiendo que, más allá del baile, había crecido como persona.
"Gracias, porque me enseñaste que el baile no solo se trata de competir, sino de compartir y disfrutar".
A partir de ese día, Noah continuó bailando, soñando y aprendiendo. Nunca dejó de practicar, y aunque todavía había desafíos, cada vez que sentía el ritmo de la música, sabía que todo era posible si tenía pasión y perseverancia.
FIN.