Noche de Valientes
Era una noche de Halloween muy especial para Irene y sus primos. Habían decidido pasarla juntos en la casa de campo de sus abuelos, que estaba rodeada de árboles altos y misteriosos.
Irene, Juan y Marta eran muy valientes, pero esta noche prometía ser diferente. La leyenda decía que en esa casa se aparecían fantasmas y criaturas tenebrosas durante la noche de Halloween.
Cuando llegaron a la casa, los primos se asombraron al ver lo bien decorada que estaba para la ocasión. Calabazas talladas con caras espeluznantes, telarañas colgando por todas partes e incluso un muñeco de Frankenstein en el jardín. "¡Guau! Parece que nuestros abuelos se esmeraron este año", exclamó Juan emocionado.
"Sí, esto va a ser genial", agregó Marta entusiasmada. No obstante, cuando entraron a la casa, sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos. El ambiente era oscuro y silencioso, como si algo estuviera acechando desde las sombras.
"¿Escucharon eso?", preguntó Irene nerviosa mientras cerraba la puerta detrás de ellos. Los primos avanzaron por el pasillo principal hasta llegar a la sala principal. Allí encontraron una nota escrita por sus abuelos:"Queridos nietos, Nos hemos ido a visitar amigos esta noche.
Disfruten su aventura en nuestra querida casa y recuerden siempre: no hay nada más poderoso que el amor y el coraje. "Los primos se miraron entre sí con determinación.
Sabían que tenían que superar sus miedos y enfrentar lo que sea que les esperara en esa noche espeluznante. Decidieron comenzar explorando el sótano, un lugar oscuro y tenebroso. Bajaron las escaleras con cautela, iluminando su camino con linternas. "¿Escucharon eso?", preguntó Marta mientras se detenía en seco.
Los primos escucharon un ruido proveniente de una habitación al final del pasillo. Se acercaron lentamente y abrieron la puerta con valentía. Para su sorpresa, encontraron a un perro asustado atrapado entre unas cajas.
El pobre animal había escapado de algún lugar y se había refugiado allí. Irene, Juan y Marta decidieron ayudarlo. Lo liberaron de su prisión improvisada y le dieron agua y comida. El perro parecía agradecido por su ayuda, moviendo la cola emocionado.
"¡Creo que hemos encontrado a nuestro primer amigo esta noche!", exclamó Irene sonriente. Continuaron explorando la casa juntos, encontrándose con más —"sustos" preparados por sus abuelos.
Pero cada vez que algo los asustaba, recordaban las palabras escritas en la nota: "no hay nada más poderoso que el amor y el coraje".
Así fue como descubrieron una araña gigante hecha de cartón piedra en el desván, una momia falsa escondida detrás de una cortina e incluso un esqueleto parlante en el jardín trasero. Cada susto los fortalecía aún más. Aprendieron a reírse de sus miedos y a enfrentarlos con valentía.
Cuando los abuelos regresaron, encontraron a Irene, Juan, Marta y el perro sentados en la sala principal, riendo y contándose historias de miedo. "¡Qué valientes son!", exclamó la abuela emocionada. "Estamos muy orgullosos de ustedes". Los primos se miraron entre sí con una sonrisa de satisfacción.
Habían superado sus miedos y habían demostrado que juntos podían enfrentar cualquier cosa. Esa noche de Halloween espeluznante se convirtió en una experiencia inolvidable para Irene y sus primos. Aprendieron que el coraje y el amor pueden vencer cualquier temor, incluso en las noches más oscuras.
Y así, fortalecidos por esta aventura, siguieron adelante con confianza en sí mismos.
FIN.