Noemi y el Club de los Sueños
Noemi era una chica de 15 años que amaba las historias de anime. Pasaba horas viendo sus series favoritas y dibujando personajes en su cuaderno. Sin embargo, había algo que la entristecía: no se sentía como encajaba en su escuela. A menudo, se sentaba sola en la hora del almuerzo, observando a los demás jugar y reírse.
Un día, mientras caminaba por el parque, escuchó risas que venían de un grupo de chicas sentadas en una mesa. Se acercó un poco y pudo ver que estaban hablando sobre un nuevo anime que había salido.
"¡No puedo creer que el protagonista haya hecho eso!" - dijo una de las chicas.
Noemi sintió un cosquilleo en el estómago. "¡Yo también lo vi!" - se animó a decir, acercándose.
Las chicas la miraron, y una de ellas, llamada Lila, sonrió. "¡Pasate, vení! Te podemos contar lo que pasó en el episodio más reciente."
Noemi se unió a ellas y, para su sorpresa, descubrió que compartían muchos intereses. Hablaban sobre sus personajes favoritos y las historias que habían creado. Lila y sus amigas le propusieron formar un club de anime en la escuela. El corazón de Noemi dio un salto de felicidad. "¿De verdad? ¿Podemos hacer eso?" - preguntó, llena de entusiasmo.
"Claro que sí!" - dijo Lila. "Podemos hacer reuniones, ver series y hasta hacer cosplay!"
Y así nacía el Club de Anime y Sueños. Las reuniones se volvieron el momento más esperado de la semana. Noemi aprendió a hacer trajes de sus personajes favoritos, y se sintió más viva y feliz que nunca.
Un día, mientras hablaban de historias, Lila le confesó a Noemi en un rincón del aula. "A veces me siento diferente, como si no encajara. ¿Te pasa a vos también?" - Noemi sintió un nudo en el pecho. "Sí, pero creo que aquí, con vos, me siento en casa."
"¡A mí también!" - respondió Lila, sonriendo. "Quizás eso es lo que importa, estar con quienes nos entienden."
No obstante, a medida que el club crecía, empezaron a surgir algunos problemas. Algunas chicas de otras clases comenzaron a burlarse de ellas, diciendo que eran raras por ser otakus. Noemi sintió que su corazón se rompía al ver cómo sus amigas se ponían tristes por eso.
"No podemos dejar que nos afecten. Somos quienes somos, y eso es lo más importante" - dijo Noemi, tratando de alentarlas.
Pero las burlas no cesaron, y un día, Noemi se encontró en medio de un grupo que se reía de ellas al pasar. Sintió que su cara se encendía de vergüenza y tristeza. Sin embargo, decidió no rendirse. En lugar de llorar, se acercó a las chicas. "¿Sabés qué?" - empezó a decir con valentía. "Nosotros somos felices, y eso es lo que importa."
Las chicas la miraron con sorpresa, y después de un momento de silencio, comenzaron a reír y se fueron. Pero en vez de sentirse derrotada, Noemi sintió que había tomado una gran decisión.
Esa tarde, en el club, compartió su experiencia. "Si somos felices siendo quienes somos, eso es lo que realmente importa, sin importar lo que digan los demás" - afirmó Noemi.
Lila también se animó a compartir. "¡Y está bien ser diferentes! Justo por eso formamos un club, para celebrar lo que amamos."
Las chicas empezaron a animarse entre ellas, compartiéndose historias de cómo habían lidiado con comentarios hirientes en el pasado. Y así, juntas aprendieron a quererse más y a protegerse unas a otras.
Los días pasaron, y aunque las burlas seguían existiendo, Noemi y sus amigas aprendieron a reírse de ellas, a sentir orgullo por su pasión, y, sobre todo, a celebrar su amistad.
Finalmente, en el último encuentro del año, realizaron una exposición de sus mejores trabajos y vestuario, donde invitaron a toda la escuela.
"¡Mirá cuánta gente vino a vernos!" - dijo Lila, emocionada.
"Sí, ¡somos increíbles!" - respondió Noemi, sintiéndose más segura que nunca.
Ese día, las chicas recibieron aplausos y reconocimiento por su creatividad. Noemi aprendió que aunque había desafíos, siempre podía contar con sus amigas.
Con el tiempo, el club se volvió un lugar donde cada quien podía expresarse y ser aceptado. Noemi ya no se sentía triste ni sola, sino parte de algo mucho más grande, donde la diversidad y la amistad eran la clave de su felicidad.
Y así, Noemi no solo encontró su lugar en el mundo, sino que también aprendió a ser quien realmente era, rodeada de personas que la apoyaban y la aceptaban sin reservas. Y en ese viaje de amistad y descubrimiento, Noemi se dio cuenta de que ella también podía brillar en su propia historia.
FIN.