Novagirl y el Gran Aventura de los Abuelos



Era una vez en la ciudad de Buenos Aires, Surinova, una enfermera muy querida por todos. Ella pasaba sus días cuidando a los abuelos en el hogar de ancianos. Surinova tenía un superpoder secreto: cada vez que alguien necesitaba ayuda, se transformaba en Novagirl, la superhéroe que cuidaba y protegía a las personas mayores.

Una tarde, mientras Surinova ayudaba a la señora Estela a tejer un hermoso bufanda colorido, escuchó un grito fuerte desde el patio.

"¡Socorro! Mi perrito, Rocco, se ha escapado!" gritó el pequeño Martín, el nieto de una abuela que vivía en el hogar.

Surinova inmediatamente sintió que era el momento de convertirse en Novagirl. Con un giro mágico, su uniforme azul brillante y su capa ondeante aparecieron.

"¡No te preocupes, Martín! Novagirl está aquí para ayudarte!"

Con su gran corazón, Novagirl se lanzó al patio. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Rocco, el perrito, había corrido hasta el parque que estaba al lado del hogar.

"Vayamos!" exclamó Novagirl mientras volaba por encima de los árboles.

El viento soplaba fuerte, y en un abrir y cerrar de ojos, llegó al parque. ¡Allí estaba Rocco, persiguiendo a unas palomas!"¡Rocco, ven aquí!" gritó Novagirl, pero el pequeño perrito solo jugaba y no la escuchaba.

Novagirl tuvo una idea. Corrió hacia un grupo de abuelos que estaban sentados en un banco.

"¡Hola, queridos abuelos! ¿Pueden ayudarme a llamar a Rocco?"

"¡Claro que sí!" respondieron todos.

"¡Rocco, ven aquí, buen chico!"

Los abuelos comenzaron a llamar al perrito con sus suaves voces. Y de repente, Rocco, atraído por la calidez de aquellos gritos, corrió hacia ellos.

"¡Lo logramos!" gritó Martín emocionado. Novagirl sonrió y les agradeció a los abuelos por su ayuda.

Pero justo cuando pensaron que todo había terminado, comenzaron a escuchar un extraño sonido. Un grupo de jóvenes jugaba a la pelota, y de pronto la pelota se desvió y fue a dar a la fuente del parque. ¡El agua salpicó por todos lados!"¡Oh no! La fuente hará que el agua se derrame por todo el parque!" se preocupó un abuelo.

"¿Qué haremos?" preguntó Martín.

Novagirl pensó rápidamente.

"¡Necesitamos un plan! Voy a hablar con los jóvenes y enseñarles a jugar con cuidado. Mientras, ustedes pueden ayudar a recoger el agua que se derrama con esos baldes de allí."

Los abuelos, con su experiencia, se pusieron en acción, llenando los baldes para que el agua no se desperdiciara.

Novagirl se acercó a los jóvenes.

"¡Hola chicos! Sé que jugar es muy divertido, pero debemos cuidar el parque y a quienes lo visitan. ¿Por qué no jugamos juntos con un poco más de cuidado?"

Los jóvenes asintieron, comprendiendo la importancia del trabajo en equipo. Con la ayuda de Novagirl, crearon un nuevo juego donde todos podían disfrutar sin perjudicar a la fuente.

Con cada risa, un grupo de abuelos e incluso Martín se unieron al juego. Todos se sintieron muy felices y orgullosos.

Cuando el sol empezó a ponerse, Martín le dijo a Novagirl:

"¡Sos la mejor! Gracias por ayudarnos a cuidar del parque y a Rocco!"

Novagirl sonrió, sabiendo que su misión era ayudar y enseñar. Con una pequeña reverencia, se despidió de todos.

"Recuerden, siempre es más divertido cuidar y jugar juntos. ¡Siempre estaré aquí para ayudarles!"

Y así, Novagirl volvió a convertirse en Surinova, la enfermera, llevando en su corazón la alegría de una buena aventura. Desde entonces, cada vez que el hogar de ancianos organizaba una actividad, los abuelos recordaban que, con surinova, siempre estaban a salvo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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