Nuestra Familia Unida
Había una vez una familia muy especial. Estaba compuesta por un papá llamado Juan, una mamá llamada Marta y dos niños, Tomás y Sofía.
Lo que hacía a esta familia tan especial era que Juan y Marta se habían divorciado y ahora cada uno tenía una nueva pareja. Tomás vivía con su mamá Marta y su nuevo padrastro, Roberto. Sofía vivía con su papá Juan y su nueva madrastra, Laura.
Aunque todos vivían en la misma ciudad, no pasaban mucho tiempo juntos como familia. Un día, los padres decidieron que era hora de intentar llevarse mejor por el bien de sus hijos.
Así que organizaron un encuentro en un parque para pasar el día juntos como familia. Al principio las cosas fueron un poco incómodas. Los adultos no sabían qué decirse y los niños estaban nerviosos. Sin embargo, poco a poco empezaron a hablar de cosas cotidianas y reírse juntos.
Mientras jugaban en el parque, Tomás se acercó a Sofía y le preguntó: "¿Por qué no nos llevamos bien cuando estamos todos juntos?".
Sofía pensó por un momento antes de responder: "Creo que es porque siempre estamos preocupados por lo que piensan nuestros amigos o cómo nos ven los demás". Los padres escucharon la conversación entre los hermanos y se dieron cuenta de que tenían razón.
Habían estado más preocupados por lo externo que por disfrutar del tiempo juntos como familia. Decidieron hacer algo diferente esa tarde. En lugar de preocuparse por lo que dirían sus amigos o vecinos si los veían juntos como familia del género compuesta, decidieron centrarse en ellos mismos y en su felicidad.
Fueron a una heladería y cada uno eligió su sabor favorito. Se sentaron en una mesa y comenzaron a hablar de cosas divertidas que habían pasado durante la semana. Todos se reían y disfrutaban del momento.
Después del helado, fueron al parque de diversiones. Montaron en las atracciones más emocionantes y se divirtieron como nunca antes lo habían hecho juntos. Al final del día, mientras volvían a casa, los niños estaban sonrientes y contentos.
Sofía dijo: "Hoy fue un día genial. Me encantó pasar tiempo con todos ustedes".
Tomás asintió con entusiasmo y agregó: "¡Sí! Creo que si nos enfocamos en nosotros mismos y no nos importa lo que piensen los demás, podemos ser una familia feliz". Los padres se miraron el uno al otro con alegría. Habían aprendido una valiosa lección gracias a sus hijos. A partir de ese día, prometieron hacer todo lo posible para llevarse bien como familia compuesta.
Y así fue como Juan, Marta, Roberto y Laura empezaron a trabajar juntos para construir una relación sólida basada en el respeto mutuo y el amor por sus hijos.
Aprendieron que no importaba cómo estuviera conformada su familia, lo importante era el amor que compartían entre ellos. Desde aquel día, esta familia compuesta enfrentó cualquier adversidad con la certeza de que podían superarla juntos.
Y así vivieron felices para siempre, creando recuerdos maravillosos como una verdadera familia unida por el amor.
FIN.