Nunca te Rindas



Había una vez un pequeño león llamado León que era fanático del club de fútbol Estudiantes de La Plata, también conocido como el Pincha.

Desde muy chico, su abuelo lo llevaba a los partidos y juntos alentaban al equipo con mucha pasión. Un día, mientras caminaban por el bosque, León y su abuelo se encontraron con un zorro muy astuto que les preguntó: "¿Qué hacen por aquí, amigos?".

León respondió emocionado: "¡Vamos al estadio a ver jugar a mi equipo!". El zorro sonrió y dijo: "Yo también soy fanático del Pincha. Pero les diré algo importante para que recuerden siempre: en la vida hay momentos buenos y malos.

A veces ganamos y otras perdemos, pero lo más importante es nunca rendirse". León se quedó pensando en las palabras del zorro mientras seguían su camino hacia el estadio.

Cuando llegaron al campo de juego, vieron que el partido estaba empatado 1-1 y quedaba poco tiempo para el final. De repente, uno de los jugadores del Pincha se lesionó gravemente y tuvo que salir del campo. El entrenador miró a la banca de suplentes sin saber quién poner en su lugar.

Fue entonces cuando León levantó la mano tímidamente y dijo: "Yo quiero jugar". Todos se sorprendieron por la propuesta del pequeño león, pero su abuelo sabía que tenía mucho coraje y talento para el fútbol.

Así fue como León entró al campo de juego con la camiseta número 10 puesta. Al principio estaba nervioso, pero recordó las palabras del zorro y decidió no rendirse.

En los últimos minutos del partido, León recibió un pase largo y corrió con todas sus fuerzas hacia el arco rival. Los defensores intentaron detenerlo, pero él los esquivó con habilidad y marcó el gol de la victoria para el Pincha. Todos los hinchas estallaron en alegría y le dieron una ovación al pequeño león.

León se sintió muy feliz y agradecido por la oportunidad que le habían dado.

Al final del partido, mientras caminaban de regreso por el bosque, el zorro apareció de nuevo y les dijo: "¡Vieron lo que les dije? Nunca se rindan ni pierdan la esperanza. Siempre hay una oportunidad para triunfar". León sonrió y le respondió: "Gracias por tus sabias palabras. Ahora entiendo que lo más importante es creer en uno mismo y nunca dejar de luchar".

Y así fue como León aprendió la valiosa lección de que con perseverancia y confianza en sí mismo podía lograr cualquier cosa que se propusiera.

Desde ese día en adelante, cada vez que iba al estadio a ver jugar al Pincha o jugaba fútbol con sus amigos, León recordaba las enseñanzas del zorro y seguía adelante sin importar lo difícil que fuera la situación.

FIN.

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