Nutria y el Agua Mágico
En el hermoso Cañón de Almadenes, donde el sol brillaba como un gran regalo, vivía una nutria llamada Nutria. Era una nutria juguetona, con un pelaje suave y brilloso que relucía al sol. Nutria amaba nadar y jugar en el agua clara del río, pero un día notó algo extraño. El agua ya no estaba tan limpia como antes. Había cosas flotando y el color había cambiado.
"¡Oh, no!" - exclamó Nutria, saltando de piedra en piedra. "¿Qué le ha pasado a mi hogar?" -
Con una profunda preocupación en su corazón, nadó más adentro y se dio cuenta de que el agua tenía un olor raro.
Mientras tanto, en la orilla del río, un padre y su hijo, Manuelito, estaban de paseo.
"Mirá, papá, la nutría está triste" - dijo el niño, señalando a Nutria, que se había detenido en su juego. "¿Por qué estará así?" -
"No lo sé, hijo, pero vamos a averiguarlo" - respondió el padre.
Se acercaron al agua y Nutria los miró con sus grandes ojos.
"Hola, amigos. Soy Nutria y el agua ya no está limpia. Los árboles no están felices y yo siento que no puedo jugar bien" - dijo Nutria con un susurro.
"¿Por qué está sucio el agua?" - preguntó Manuelito, curioso.
"Es por la agricultura de los alrededores. Usan muchos productos químicos que terminan en el río. ¡Estoy tan triste!" - Nutria se lamió la pata.
El padre pensó por un momento y dijo:
"Quizás podamos ayudar a limpiar el río, hijo. Pero necesitamos más manos. ¿Qué te parece?" -
"¡Sí! ¡Hagámoslo!" - saltó Manuelito de alegría.
Nutria se iluminó al escuchar esto:
"¿En serio ayudarían?" -
"Claro que sí, juntos somos más fuertes" - dijo el papá. "Vamos a reunir a más amigos para hacer una gran limpieza, y luego hablaremos con los agricultores sobre la importancia del agua limpia" -
Así, Nutria, Manuelito y su papá comenzaron a juntar a otros animales y a vecinos del área.
"¡Hola, todos!" - gritó Nutria mientras se reunían. "¡El río necesita nuestra ayuda!" -
Con muchas ganas, comenzaron a recoger basura, hojas secas y todo lo que no debía estar en el agua. Todos los animales se unieron: pájaros, peces, e incluso los ciervos que vivían cerca del bosque.
Después de un día entero, el río comenzó a verse mucho mejor. Intentaron también construir pequeños letreros junto al agua para recordar a todos sobre la importancia de cuidar el ambiente.
"¡Qué bonito quedó!" - dijo Manuelito sonriendo.
"¡Ahora puedo volver a nadar feliz!" - gritó Nutria, saltando de alegría.
Pero aún había un trabajo más que hacer.
"¿Y ahora qué hacemos con los agricultores?" - preguntó el papá.
"Podemos hablarles sobre lo que hemos hecho y cómo pueden ayudar también" - sugirió Nutria.
Así que, con la ayuda de todos los animales y los vecinos, decidieron visitar a los agricultores.
"¡Hola a todos!" - dijo el papá, mientras los agricultores se sorprendían al verlos. "Venimos a hablar sobre el agua y cómo lo que hacemos aquí afecta a todos" -
"¿Bailamos sobre el agua?" - preguntó Nutria, todavía un poco tímida.
"No, no vamos a bailar; pero podemos mostrarles como cuidarla" - respondió el papá, riéndose.
Les contaron sobre la limpieza que habían hecho, lo importante que era no usar químicos dañinos y, al final, los agricultores entendieron lo que estaba ocurriendo.
"Haremos lo necesario para cuidar el río, lo prometemos" - dijeron unidos.
Día tras día, el río recuperó su brillo y la alegría de Nutria volvió a llenar el cañón. Todos juntos siguieron trabajando para mantener el agua limpia.
"¿Ves? Con un poco de esfuerzo, podemos cambiar las cosas" - dijo Manuelito a Nutria mientras jugaban juntos en el agua.
"¡Sí! Y cada uno de nosotros puede hacer la diferencia" - respondió Nutria, moviendo su cola de felicidad.
Así fue como la pequeña Nutria, con la ayuda de un padre y su hijo, aprendió que cuando se trabaja en equipo, todos podemos cuidar la naturaleza para que esté siempre bonita y limpia. Y desde entonces, cada vez que veían algo sucio, sabían que juntos podían hacer magia para solucionarlo.
El Cañón de Almadenes brillaba nuevamente, gracias a la fuerza de la amistad y el amor por la naturaleza. Nunca olvidaron que el río debía cuidarse siempre, porque el agua es vida y todos merecían jugar en un lugar limpio y hermoso.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.