Odi y el secreto del zorro hambriento
En un pequeño pueblo llamado Villa Ratonia, vivía Odi, un ratoncito muy travieso y curioso. A pesar de ser tan chiquito, Odi tenía un gran apetito y le encantaba robar las meriendas de los niños en la escuela.
Todos los días, mientras los niños jugaban en el patio, Odi se deslizaba sigilosamente por los rincones para llevarse alguna galletita o pedacito de queso.
Un día, la directora de la escuela, la Señorita Ratafina, notó que las meriendas de los niños desaparecían misteriosamente. Decidió investigar y atrapar al culpable. Colocó una trampa con queso en el salón y se escondió detrás de unos pupitres.
Al cabo de un rato, escuchó un ruido y vio cómo entraba el zorro sigiloso atraído por el olor del queso. El zorro se acercó cautelosamente a la trampa y ¡zas! ¡Quedó atrapado!"¡Oh no! ¿Qué hago aquí atrapado?" -exclamó el zorro sorprendido.
La Señorita Ratafina salió de su escondite y le preguntó al zorro qué hacía robando las meriendas de los niños. "Lo siento mucho, Señorita Ratafina. Es que tengo mucha hambre y no encontraba comida en el bosque", respondió el zorro avergonzado.
La directora entendió que el zorro estaba pasando por una situación difícil y decidió ayudarlo en lugar de castigarlo. Le ofreció comida del comedor escolar para que no tuviera que robar más.
El zorro agradecido aceptó la ayuda e incluso se disculpó con los niños por haberles quitado sus meriendas. Los pequeños lo perdonaron al ver lo arrepentido que estaba. A partir de ese día, el zorro se convirtió en amigo de todos en la escuela.
Ayudaba a cuidar el huerto escolar y jugaba con los niños durante los recreos. Ya no había más meriendas desaparecidas gracias a él. Odi observaba todo desde lejos sin poder creer lo ocurrido.
Se acercó tímidamente al grupo reunido alrededor del zorro y dijo:"Perdón por haberlos asustado antes... Yo también quería ser parte del grupo". Los niños sonrieron al ver a Odi tan sincero y decidieron darle una oportunidad para integrarse junto al zorro.
A partir de ese momento, Odi aprendió que era mejor compartir con sus amigos en lugar de robarles sus cosas. Descubrió lo valioso que es tener amistades verdaderas basadas en la confianza y la solidaridad.
Y así fue como en Villa Ratonia todos aprendieron una importante lección: nunca juzgar sin conocer la historia completa detrás de cada acción.
FIN.