Ojos del Bosque



Los ojos del perro siberianoHabía una vez un pequeño perro siberiano llamado Nieve. Nieve vivía en un hermoso bosque rodeado de árboles altos y nieve blanca.

Pero había algo especial en los ojos de Nieve, eran de diferentes colores: uno azul y otro verde. Un día, mientras jugaba cerca del río, Nieve escuchó a alguien llorando. Se acercó sigilosamente y descubrió que era un conejito atrapado entre las ramas de un arbusto espinoso.

"¡Ayuda! ¡Por favor, ayúdame!" -lloraba el conejito. Nieve sabía que tenía que hacer algo para ayudar al conejito. Con cuidado, mordió las ramas espinosas hasta liberarlo. El conejito estaba muy agradecido y le dijo:"Gracias por salvarme la vida, perro siberiano.

"Nieve sonrió con alegría y respondió:"De nada, Conejito. Me alegra poder ayudarte. "El conejito miró los ojos de Nieve y preguntó curiosamente:"¿Por qué tienes los ojos de diferentes colores?"Nieve se encogió de hombros y contestó:"No lo sé realmente.

Solo sé que soy diferente a otros perros. "El conejito pensativo le dijo:"Ser diferente no es malo en absoluto, Nieve. De hecho, puede ser maravilloso porque te hace único".

Nieve reflexionó sobre las palabras del conejito y decidió explorar su diferencia más allá de sus propios ojos. Al día siguiente, mientras caminaba por el bosque, Nieve vio a un grupo de ardillas construyendo un nido en un árbol. Se acercó y les preguntó si necesitaban ayuda.

"¡Oh, sí! ¡Sería maravilloso tener tu ayuda!" -exclamaron las ardillas emocionadas. Nieve trabajó con diligencia junto a las ardillas para recolectar ramitas y hojas. Cuando terminaron, el nido se veía hermoso y acogedor.

Las ardillas agradecieron a Nieve su ayuda y le dijeron:"Eres muy especial, Nieve. Tus ojos diferentes te hacen único". Nieve sonrió y siguió explorando su diferencia. Un día, mientras jugaba cerca del río nuevamente, Nieve vio una mariposa atrapada en una telaraña.

Sin dudarlo, corrió hacia ella y la liberó con mucho cuidado. La mariposa voló alrededor de Nieve y le dijo:"Gracias por salvarme. Eres realmente especial". Nieve se sintió feliz al escuchar esas palabras.

Comenzó a darse cuenta de que su diferencia no era algo malo ni algo que debiera ocultar; era algo que lo hacía único y capaz de ayudar a otros seres vivos.

Desde ese día en adelante, Nieve siempre buscaba oportunidades para ayudar a los demás en el bosque: rescatando pájaros perdidos, guiando a los animales extraviados de regreso a casa e incluso protegiendo las plantas del daño causado por los insectos.

El bosque estaba lleno de gratitud hacia él porque sabían que podían contar con él cuando más lo necesitaban. Nieve aprendió que ser diferente no era algo malo, sino algo maravilloso. Sus ojos de diferentes colores eran una bendición porque le permitían ver el mundo de manera única y ayudar a aquellos que lo necesitaban.

Y así, Nieve vivió feliz y orgulloso de sus ojos siberianos, sabiendo que su diferencia lo hacía especial en todos los sentidos.

FIN.

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