Okarun y el valor de ser uno mismo
Había una vez un chico llamado Okarun que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Era un chico amable y soñador, que pasaba la mayor parte de su tiempo dibujando paisajes en su cuaderno. Sin embargo, había algo que lo inquietaba: su crush, Ayase. Ella era una chica muy linda, con una sonrisa que iluminaba su día, pero Okarun no sabía cómo acercarse a ella.
Un día, mientras Okarun dibujaba en el parque, vio a Ayase sentada en un banco leyendo un libro. Se le ocurrió que esa era su oportunidad para hablarle. Con nerviosismo, se acercó y le dijo:
"Hola, Ayase. ¿Qué libro estás leyendo?"
Ayase levantó la vista, sonriendo con amabilidad.
"¡Hola, Okarun! Es un libro sobre aventuras mágicas, me encanta. ¿Y vos? ¿Qué estás dibujando?"
Okarun sintió que el corazón le daba un vuelco y se le iluminó el rostro.
"Estoy dibujando el paisaje de nuestra montaña... Me gusta capturar la belleza de la naturaleza."
Ayase se mostró interesada.
"¡Qué bonito! Me encantaría ver tus dibujos. ¿Te gustaría mostrarme?"
Esto le dio un pequeño empujón a Okarun, quien junto a Ayase comenzaron a compartir sus pasiones. Experimentaron juntos con pinturas y letras, y aprendieron que podían crear cosas hermosas. A medida que pasaba el tiempo, Okarun comenzó a sentirse más seguro de sí mismo.
Un día, Okarun decidió hacer algo especial. Organizó una pequeña exhibición en el parque, donde mostró todos sus trabajos. Se sintió emocionado y un poco nervioso, pero pensó en que Ayase podría estar allí. Sin embargo, se ocurría la preocupación de que nadie viniera a verlo.
Cuando llegó el día, los amigos y familiares de Okarun comenzaron a llegar. Entre ellos estaba Ayase, que lo miraba con curiosidad y orgullo. Okarun miró a su alrededor, sorprendido de ver tantas caras sonrientes.
Ayase se acercó y le dijo:
"Okarun, todo es increíblemente hermoso, ¡me encanta! Eres muy talentoso. Te admiro mucho."
Okarun sintió que algo dentro suyo se iluminaba. Agradecido, respondió:
"Gracias, Ayase. Me has dado el valor para mostrar mis dibujos."
Ayase sonrió y le dijo:
"¿Sabés una cosa? Todos tenemos cosas únicas para ofrecer, y lo más importante es ser uno mismo."
El corazón de Okarun se llenó de confianza. Aprendió que ser uno mismo era lo que realmente lo hacía especial. Con el tiempo, su amistad con Ayase se convirtió en algo aún más profundo. Okarun encontró su voz y su arte, y Ayase apoyó su pasión con entusiasmo.
Un día, mientras dibujaban juntos, Okarun se armó de valor y le dijo:
"Ayase, me gustaría invitarte a salir. Me gustas mucho."
Ayase, sorprendida, respondió:
"¡Claro que sí, Okarun! Me encantaría. También me gustas, pero lo que más valoro es tu amistad."
A partir de ese día, Okarun aprendió a apreciar no solo su arte, sino también la hermosa conexión que había establecido con Ayase. Juntos, exploraron el mundo, realizando actividades que les apasionaban, mientras seguían aprendiendo y creciendo como amigos.
La historia de Okarun y Ayase nos enseña la importancia de tener confianza en uno mismo y de ser auténticos. Siempre habrá personas que valorarán nuestras cualidades, y a veces, el amor se encuentra en las amistades más puras. Okarun descubrió que ser uno mismo es la verdadera clave para construir relaciones significativas y duraderas.
Y así, Okarun y Ayase vivieron grandes aventuras aprendiendo juntos que el valor de ser uno mismo es el primer paso hacia grandes amistades y posiblemente, hacia un amor sincero.
Fin.
FIN.