Olga, la protectora del bosque


En un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires vivía Olga, una anciana que todos conocían como "la loca del pueblo".

Olga era una mujer solitaria que pasaba sus días en su humilde casita rodeada de gatos y plantas. A pesar de los rumores y chismes que corrían acerca de ella, Olga tenía un corazón tan grande como el cielo.

Un día, mientras regaba las flores del jardín, escuchó un débil maullido proveniente del callejón detrás de su casa. Con curiosidad, se acercó y descubrió a un gatito blanco y negro escondido entre unas cajas viejas. El pobre animalito estaba sucio y asustado.

Olga no lo dudó ni un segundo y decidió llevarlo a su casa. Le dio agua, comida y mucho cariño. El gatito, al sentir el amor genuino de Olga, empezó a confiar en ella y pronto se convirtió en su fiel compañero. "¿Cómo te llamaré?", preguntó Olga al minino.

"Pirata" , respondió con una sonrisa. Así fue como Pirata se convirtió en el nuevo amigo de Olga. Juntos paseaban por el pueblo, visitaban a los vecinos e incluso participaban en concursos de disfraces para mascotas.

La gente del pueblo comenzó a ver a Olga con otros ojos, admirando su bondad y alegría. Pero la felicidad de Olga se vio amenazada cuando llegaron unos extranjeros con planes malvados para construir un edificio gigante justo donde estaba su casita.

Todos los vecinos protestaron, pero parecía que nada podía detener la demolición. Olga sabía que debía hacer algo para salvar su hogar y a sus amigos animals.

Con valentía y determinación, organizó una protesta pacífica frente al terreno donde querían construir el edificio. Se paró frente a las excavadoras con carteles que decían "Amor antes que dinero" y "No nos roben nuestra felicidad".

La noticia corrió como reguero de pólvora por todo el pueblo y pronto se sumaron más personas a la protesta. Finalmente, los extranjeros desistieron de sus planes ante la presión popular. El alcalde del pueblo reconoció públicamente la valentía y determinación de Olga ante la adversidad.

Decidió nombrarla "Defensora del amor inquebrantable" e inauguraron un hermoso parque en honor a ella donde todos los vecinos podían disfrutar junto a sus mascotas. Desde ese día, Olga ya no era conocida como "la loca del pueblo", sino como "la heroína del amor".

Y es que demostró que con bondad, valentía y solidaridad se pueden lograr grandes cosas, ¡incluso cambiar el destino!

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