Oliver y el vuelo de la valentía



Había una vez en un frondoso bosque, un pequeño búho llamado Oliver. A pesar de ser muy valiente y siempre ayudar a los demás animales del bosque a volar, él no se creía capaz de hacerlo por sí mismo.

Siempre estaba observando cómo sus amigos volaban con gracia y elegancia, pero nunca se atrevía a intentarlo. Oliver era conocido por su gran sabiduría y su habilidad para resolver problemas.

Cuando algún animal tenía dificultades para volar o necesitaba consejo, acudían a él en busca de ayuda. El pequeño búho siempre les brindaba palabras de aliento y los motivaba a superarse.

Un día soleado, mientras Oliver estaba posado en una rama alta del árbol más grande del bosque, vio a conejita saltando de un lado a otro con mucha alegría. Intrigado por su energía y entusiasmo, decidió acercarse. "Hola conejita", dijo Oliver con curiosidad.

"¿Por qué estás tan feliz hoy?"Conejita sonrió ampliamente y respondió: "¡Hola Oliver! Estoy feliz porque he descubierto algo maravilloso que quiero compartir contigo".

Oliver inclinó la cabeza hacia un lado y preguntó intrigado: "¿Qué es lo que has descubierto?"Conejita tomó aire profundamente y exclamó emocionada: "¡He descubierto que tengo el poder de llevarme más allá de mis miedos!"El pequeño búho quedó perplejo ante las palabras de Conejita. No entendía cómo ella podía superar sus temores cuando él mismo no podía hacerlo.

"Pero Conejita, ¿cómo lo lograste? Siempre he querido volar, pero no me atrevo", dijo Oliver con tristeza en su voz. Conejita se acercó a él y le dio un cálido abrazo.

Luego, mirándolo a los ojos, le dijo con ternura: "Oliver, todos llevamos dentro el poder de superarnos a nosotros mismos. Tú has ayudado a otros animales a volar, pero te has olvidado de que tú también puedes hacerlo". Las palabras de Conejita resonaron en el corazón de Oliver.

Comenzó a darse cuenta de que había estado limitando sus propias habilidades por miedo e inseguridad. Decidido a enfrentar sus temores, Oliver se subió al árbol más alto del bosque y extendió sus alas. Tomó impulso y saltó al vacío.

Por un momento sintió miedo, pero luego se dio cuenta de que podía volar. El pequeño búho flotaba en el aire con gracia y elegancia mientras las hojas del bosque pasaban velozmente bajo él.

Se sentía libre y poderoso como nunca antes. Desde ese día, Oliver dejó atrás sus miedos y comenzó a disfrutar plenamente del vuelo junto a sus amigos del bosque.

Inspirados por su valentía, muchos otros animales decidieron enfrentar sus propios temores y descubrieron que tenían la capacidad de superarse también. Así es como el pequeño búho aprendió una importante lección: siempre debemos creer en nosotros mismos y tener fe en nuestras habilidades para alcanzar nuestros sueños.

No importa cuán pequeños o grandes sean nuestros miedos, siempre podemos superarlos y volar más allá de ellos. Y así, Oliver se convirtió en un símbolo de esperanza y valentía para todos los habitantes del bosque.

Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba una dosis extra de confianza, acudían a Oliver para escuchar sus sabias palabras: "Si crees en ti mismo, podrás volar más alto de lo que jamás imaginaste".

FIN.

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