Olivia, la perrita rescatadora


Había una vez una pequeña perrita llamada Olivia que fue rescatada de la calle por una familia amorosa.

Desde el primer momento, Olivia mostró un gran amor y sabiduría hacia las personas con las que se cruzaba en su camino. Un día, Olivia decidió salir a dar un paseo por el parque cercano a su casa. Mientras caminaba, notó a una niña triste sentada en un banco.

La niña tenía los ojos llenos de lágrimas y parecía muy sola. - Hola, ¿estás bien? -preguntó Olivia acercándose a ella. La niña levantó la vista y vio a la pequeña perrita frente a ella. - Hola -respondió tímidamente-.

No estoy muy bien, mi mejor amiga se mudó y ahora me siento sola. Olivia entendió cómo se sentía la niña y decidió quedarse con ella para hacerle compañía. Juntas jugaron durante horas hasta que la niña comenzó a reír de nuevo y se sintió menos sola.

Mientras seguían jugando juntas, Olivia notó algo extraño en uno de los árboles del parque. Se acercaron para investigar y descubrieron que había un pequeño pájaro atrapado entre las ramas del árbol. - ¡Tenemos que ayudarlo! -dijo la niña preocupada.

Olivia asintió con la cabeza y juntas trabajaron para liberar al pájaro. Después de algunos minutos lograron sacarlo del árbol y lo cuidaron hasta que pudo volar otra vez. La noche cayó sobre ellas mientras regresaban felices hacia sus hogares.

Pero en el camino, Olivia notó a un hombre mayor sentado en un banco con la mirada perdida. - Hola, señor -dijo Olivia acercándose a él-.

¿Estás bien? El hombre levantó la vista y vio a la pequeña perrita frente a él. - Hola -respondió con una sonrisa triste-. Estoy pensando en mi esposa que falleció hace unos años. La extraño mucho. Olivia entendió su dolor y decidió quedarse con él para hacerle compañía.

Juntos hablaron sobre los buenos momentos que había compartido con su esposa hasta que el hombre se sintió menos solo.

Mientras regresaban a casa, Olivia se dio cuenta de lo importante que era llevar amor y sabiduría a las personas solitarias o tristes que encontraba en su camino. Y así, día tras día, Olivia ayudaba a aquellos que necesitaban una mano amiga o simplemente alguien con quien hablar.

Un día, cuando estaba jugando en el parque junto a sus amigos caninos, apareció una camioneta de la perrera municipal para llevarse algunos perros sin hogar. Olivia no podía permitirlo. Con valentía y astucia logró escapar de sus dueños temporales y corrió hacia donde estaban los empleados municipales.

- ¡Alto! -gritó moviendo la cola-. No pueden llevárselos sin antes buscarles un hogar seguro. Los trabajadores se sorprendieron al verla hablar pero hicieron caso omiso e intentaron agarrarla para subirla al vehículo.

Sin embargo, ella les mordió ligeramente las manos para defenderse mientras gritaba:- ¡No me van a llevar! ¡No me van a llevar! Los trabajadores no sabían cómo reaccionar ante la perrita tan inteligente y decidieron dejarla allí.

Al final, gracias a su valentía, consiguió que un grupo de voluntarios se acercara al parque para adoptar a los perros abandonados. Desde entonces, Olivia se convirtió en una heroína para todos los perros sin hogar y las personas solitarias de su ciudad.

Y así, día tras día, llevaba amor y sabiduría a aquellos que necesitaban una mano amiga o simplemente alguien con quien hablar.

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