Olivia y el Encanto de Compartir


Olivia era una niña encantadora, llena de energía y con una gran imaginación. Sin embargo, a veces podía ser un poco testaruda y caprichosa.

Siempre quería salirse con la suya, y cuando su mamá o su papá le decían que no, se enojaba mucho. Un día, Olivia estaba jugando en el parque con sus amigos cuando vio a Lucas con su nuevo juguete. Inmediatamente, quiso ese juguete para ella, y cuando Lucas se lo prestó, no quería devolvérselo.

-¡Es mío ahora! -gritó Olivia, y comenzó a pelear con Lucas. Sus amigos se pusieron tristes al ver la pelea, y uno de ellos le dijo a Olivia: -No es justo que quieras quedarte con el juguete de Lucas.

Deberías compartirlo con él. Pero Olivia no quería escuchar. De repente, vio a su amiga Emma sentada en un rincón del parque, sola y triste. ¡Claro! ¡Eso era! Si quería ser buena amiga, debía compartir y hacer sentir bien a los demás.

Decidió devolverle el juguete a Lucas y luego le preguntó a Emma si quería jugar con ellos. Emma sonrió feliz, y los cuatro amigos jugaron juntos.

Olivia descubrió que compartir y ser amable con los demás era mucho más divertido que tener siempre lo que quería. Desde ese día, Olivia empezó a comprender que el verdadero encanto de la vida estaba en compartir, ser amable y hacer feliz a los demás.

Aprendió a escuchar a los demás y a no siempre querer salirse con la suya. Sus amigos estaban felices de tener a una Olivia tan amable y generosa, y juntos vivieron muchas aventuras emocionantes.

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