Olivia y el poder de los sueños



Había una vez una niña llamada Olivia que vivía en una hermosa casa junto a su mamá, su papá y su perrita Nina. Olivia era muy activa y siempre estaba llena de energía.

Pero había algo que sus papás habían notado: cada tarde, después del almuerzo, Olivia comenzaba a sentirse cansada. Un día, mientras todos se preparaban para la siesta, Olivia decidió preguntarles a sus papás por qué tenían que dormir durante el día.

Sus padres le explicaron que la siesta era muy importante porque les permitía descansar y recargar energías para continuar con todas las actividades del día. Olivia no entendía por qué necesitaba dormir si ya se sentía llena de energía.

"¿No puedo simplemente jugar un poco más?" preguntó ella con curiosidad. Sus padres sonrieron y le dijeron: "Claro que puedes jugar, pero también es necesario descansar para tener aún más energía". Intrigada por esta idea, Olivia decidió probarlo por sí misma.

Esa tarde, en lugar de ir directamente a jugar después del almuerzo como solía hacerlo, se acostó en su cama junto a Nina y cerró los ojos.

Pasaron unos minutos y Olivia comenzó a sentir cómo su cuerpo se relajaba lentamente. De repente, empezó a soñar con aventuras increíbles: volaba sobre nubes esponjosas rodeada de coloridos globos; jugaba al escondite con animales parlantes en un bosque encantado; e incluso participaba en una carrera de bicicletas mágicas.

Cuando despertó de su siesta, Olivia se sintió llena de energía y lista para enfrentar el resto del día. Se levantó de la cama con una sonrisa en su rostro y corrió a contarle a sus papás sobre sus increíbles aventuras.

Desde ese día, Olivia comprendió la importancia de la siesta. Aprendió que descansar no solo era necesario para recargar energías, sino también para dejar volar su imaginación y soñar despierta.

A partir de entonces, cada tarde esperaba ansiosa el momento de la siesta, ya que sabía que le brindaría nuevas aventuras en sueños. Olivia compartió esta experiencia con todos sus amigos y les animó a probarlo también.

Pronto, todos comenzaron a disfrutar de las siestas y descubrieron lo maravilloso que era tener tiempo para relajarse y soñar. Y así fue como Olivia, junto con Nina, enseñó a todos los niños del vecindario sobre la importancia de descansar durante la siesta.

Desde entonces, los juegos después del almuerzo se convirtieron en dulces sueños llenos de diversión y energía renovada. Y colorín colorado, este cuento ha terminado. Ahora es tu turno: ¿te animas a tomar una siesta?

FIN.

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