Olivia y la gallinita enferma
Había una vez una niña llamada Olivia, una hermosa niña rubia de dos añitos con dos pequeñas colitas que siempre estaban saltando de alegría.
A Olivia le encantaba ir al campo con sus papás, donde podía correr libremente y disfrutar de la naturaleza. Pero lo que más le emocionaba a Olivia era jugar con los animales del campo, especialmente con el gallo Cocoroco.
Desde que llegaban al campo, ella buscaba a su amiguito emplumado para comenzar sus aventuras juntos. Una mañana soleada, Olivia se despertó muy temprano y fue corriendo hacia el patio trasero. Al llegar, no encontró a su amigo Cocoroco en su lugar habitual.
"¿Dónde está mi amiguito? ¿Por qué no está aquí?"- se preguntó preocupada. Olivia decidió buscar por todo el campo para encontrar al gallo Cocoroco. Caminó entre las flores y los árboles mientras canturreaba su canción favorita. Pasaron horas y nada de Cocoroco.
De repente, escuchó un ruido extraño proveniente del granero. Se acercó sigilosamente y abrió la puerta despacito para no asustar a nadie. Y ahí estaba Cocoroco junto a una gallinita triste llamada Carmencita.
"¡Hola amigos! ¿Qué les pasa? Parecen tristes"- dijo Olivia acercándose lentamente. Cocoroco explicó que Carmencita estaba enferma y necesitaba ayuda urgente para curarse. Pero ninguno de los demás animales sabía cómo hacerlo. Olivia tomó la mano de sus papás y les explicó lo que estaba sucediendo.
Juntos, decidieron llevar a Carmencita al veterinario para que la revisara. El veterinario examinó a Carmencita y le dijo a Olivia y sus papás que tenía una enfermedad llamada —"coccidiosis" y necesitaba medicamentos especiales para curarse.
Afortunadamente, el veterinario tenía los medicamentos necesarios para tratarla. Olivia se sintió muy feliz al saber que podían ayudar a su amiguita. Regresaron al campo con los medicamentos y comenzaron el tratamiento de inmediato.
Día tras día, Olivia cuidaba de Carmencita junto a sus papás. Le daban los medicamentos, la alimentaban adecuadamente y la mantenían abrigada en un lugar cómodo. Poco a poco, Carmencita comenzó a sentirse mejor gracias al amor y cuidado de Olivia.
Sus plumas volvieron a brillar y su energía regresó por completo. Un día soleado, cuando ya estaba completamente recuperada, Carmencita decidió mostrarle su gratitud a Olivia por todo lo que había hecho por ella.
Extendió sus alas y voló por encima del campo mientras cantaban juntas una hermosa melodía llena de alegría. Desde ese día, Olivia entendió la importancia de ayudar a los demás seres vivos y aprendió sobre el valor del amor incondicional hacia todos los animales del campo.
Cuidarlos era algo especial para ella. Y así, entre risas y aventuras en el campo junto al gallo Cocoroco y muchos otros amigos animales, Olivia siguió creciendo rodeada de amor e inspirando a todos con su nobleza y bondad hacia los demás.
FIN.