Olivia y su mundo colorido



Olivia era una bebé muy curiosa y siempre estaba explorando el mundo a su alrededor. Le encantaba jugar con sus juguetes, especialmente con sus crayones de colores.

A pesar de que todavía no podía hablar, sabía cómo expresarse a través de la pintura. Un día, Olivia estaba en el jardín jugando con su pelota cuando vio un hermoso pájaro posado en una rama cercana.

Ella se acercó lentamente para verlo más de cerca, pero el pájaro se asustó y voló lejos. Olivia se quedó mirando hacia el cielo por un momento antes de volver a su juego. Pero luego recordó algo importante: ella quería ser libre como ese pájaro.

Esa noche, durante la cena, Olivia comenzó a hacer sonidos extraños mientras señalaba hacia afuera. Su mamá Gabriela preguntó: "¿Qué quieres decirnos?". Olivia simplemente agitó los brazos emocionada y dijo: "¡Quiero salir al patio!".

Gabriela entendió lo que quería decir y dijo: "Claro que sí mi amor, mañana saldremos al patio". Al día siguiente, después del desayuno, Olivia corrió hacia la puerta del patio trasero y abrió las puertas dobles con todas sus fuerzas.

La brisa fresca soplaba sobre ella mientras observaba los árboles moviéndose suavemente en el viento. De repente escucharon un ruido fuerte detrás del seto del jardín. Olivia corrió hacia allí para investigar qué era ese ruido misterioso. - ¿Qué es eso? -preguntó entusiasmada.

Era el gato de la vecina, que había saltado la valla para visitar a Olivia. El gato se acercó lentamente y comenzó a frotarse contra las piernas de Olivia mientras ella lo acariciaba con cuidado.

Gabriela y Jonatan observaban desde una distancia segura, felices de ver a su hija disfrutando del aire libre. De repente, el gato saltó hacia un árbol cercano y comenzó a trepar por el tronco. Olivia lo siguió rápidamente, trepando detrás del gato sin miedo.

- ¡Cuidado Olivia! -exclamaron los padres preocupados. Pero no había necesidad de preocuparse. Olivia era muy hábil y estaba disfrutando mucho escalando ese árbol junto al gato. Finalmente llegaron hasta una rama alta donde podían ver todo el jardín desde arriba.

- ¡Mira mamá, papá! -gritó emocionada-. ¡Estamos en la cima! Gabriela y Jonatan sonrieron aliviados al ver que su hija estaba bien y feliz.

A partir de ese día, todos los días salían al patio trasero para explorar juntos y descubrir nuevas aventuras. Olivia aprendió que ser libre significa ser capaz de hacer las cosas que te gustan e ir adonde quieras (con supervisión).

Y sus padres aprendieron que dejarla explorar su entorno es importante para su desarrollo emocional e intelectual. Juntos crecieron como familia, disfrutando cada momento juntos en su hermoso jardín lleno de vida.

FIN.

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