Orar y la Comunidad de Villa Esperanza


En un hermoso pueblo llamado Villa Esperanza vivían la Comunidad, la Caja y la Presa. La Comunidad era un grupo de amigos muy unidos que siempre se apoyaban en todo lo que hacían.

La Caja era una caja de madera muy curiosa que guardaba secretos y sorpresas, mientras que la Presa era una presa de agua cristalina que siempre estaba llena de vida.

Dentro de la Comunidad había un joven llamado Orar, quien estaba enamorado de Mariana, una chica dulce y risueña. Sin embargo, un día Orar descubrió que Mariana lo engañaba con Alejandro, un chico engreído y presumido. Orar sintió tanta ira y dolor en su corazón que decidió enfrentarse a Alejandro.

Fue hasta el parque del pueblo donde se encontraron frente a frente. "¡Alejandro! ¡Cómo pudiste traicionar nuestra amistad así!", exclamó Orar con voz temblorosa. Alejandro soltó una carcajada burlona y respondió: "Las cosas del amor son así, amigo.

Mariana prefiere a alguien como yo". Sin pensarlo dos veces, Orar lanzó un puñetazo hacia Alejandro, pero este logró esquivarlo con agilidad. Luego fue el turno de Alejandro quien contraatacó con fuerza golpeando a Orar en el estómago.

La pelea continuó por unos minutos hasta que finalmente Alejandro logró derribar a Orar al suelo. La Comunidad observaba preocupada desde lejos sin saber qué hacer.

En ese momento, Brenda, una niña valiente y decidida dentro de la Comunidad, decidió intervenir para detener la pelea antes de que alguien resultara lastimado gravemente. "¡Basta ya! Esto no lleva a nada bueno", gritó Brenda mientras separaba a los dos muchachos. Orar se levantó con dificultad del suelo mientras Alejandro miraba triunfante.

Fue entonces cuando Brenda tomó la palabra:"Chicos, sé que están pasando por momentos difíciles pero la violencia nunca es la solución. Debemos aprender a resolver nuestros problemas hablando y buscando soluciones pacíficas".

Orar reflexionó sobre las palabras de Brenda y comprendió que no debía dejarse llevar por sus impulsos violentos. Pidió disculpas a Alejandro por haberlo golpeado y decidió alejarse para sanar su corazón herido. Mariana se acercó tímidamente hacia Orar para pedirle perdón por haberlo lastimado con su engaño.

Ambos conversaron sinceramente y decidieron mantenerse como amigos respetándose mutuamente. La Comunidad aprendió una importante lección aquel día: que las diferencias pueden resolverse dialogando y mostrando empatía hacia los demás.

Desde entonces, Villa Esperanza se convirtió en un lugar donde reinaba la armonía y el compañerismo entre todos sus habitantes.

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