Oriana y el Bosque de la Abuelita



Era un hermoso día en el pequeño pueblo de Picardía del Río. Oriana, una niña de curiosos ojos verdes y rizado cabello castaño, se despertó emocionada. Había escuchado historias de su abuelita sobre el bosque encantado que estaba justo al lado de su casa.

-Mami, ¿puedo ir al bosque a jugar? -preguntó Oriana con una gran sonrisa.

-Sí, querida, pero ten cuidado y no te alejes demasiado -respondió su madre mientras preparaba el desayuno.

Oriana, llena de alegría, salió corriendo hacia el bosque. Mientras avanzaba por el sendero, comenzó a escuchar una música suave que parecía provenir de entre los árboles.

-Wow, esto es hermoso -pensó Oriana, siguiendo el sonido.

De pronto, se encontró con un gran lobo de pelaje plateado que parecía estar tocando una flauta. Oriana se quedó boquiabierta.

-Hola, pequeña -dijo el lobo con una voz melodiosa. -Soy Lobo Melodía, y estoy aquí para alegrar el bosque con mi música.

-Oriana, encantada de conocerte -respondió la niña, aunque un poco asustada.

-¿Quieres escucharme tocar? -preguntó Lobo Melodía con una gran sonrisa.

-¡Sí, por favor! -contestó Oriana, mientras se sentaba en el suave musgo.

El lobo comenzó a tocar una hermosa melodía que hizo que los árboles se movieran al ritmo de la música. Oriana se sintió tan feliz que comenzó a bailar y a cantar junto con el lobo.

-Cuánto tiempo he soñado con tener a alguien que me acompañe mientras toco -dijo Lobo Melodía, entusiasmado.

-¡Qué divertido! Pero, ¿no te da miedo que la gente te vea? -preguntó Oriana.

-Pues, un poco. La mayoría de las personas temen a los lobos y no creen que podamos ser amistosos.

Oriana reflexionó por un momento.

-Podríamos hacer un plan para mostrarles que eres un lobo especial -sugirió la niña, entusiasmada.

-¿Y cómo lo haríamos? -preguntó Lobo Melodía, curioso.

-¡Hagamos un concierto! -exclamó Oriana. -Invitemos a todos del pueblo a venir a disfrutar de tu música.

Lobo Melodía sonrió.

-Esa es una idea maravillosa. Juntos podemos demostrar que no tengo por qué ser temido, sino querido.

Así que Oriana y Lobo Melodía comenzaron a preparar el gran concierto. Hicieron carteles coloridos y los colocaron por todo el pueblo.

En el día del concierto, Oriana estaba muy nerviosa, pero también emocionada.

-¿Crees que vendrán? -preguntó Lobo Melodía.

-Sí, creo que sí. Solo debemos mostrarles lo divertido que puede ser -respondió Oriana, con una mirada decidida.

Al caer la tarde, el bosque se llenó de luz. El lugar estaba decorado con luces de colores y un escenario hecho de ramas y flores. Al principio, los niños del pueblo llegaron a ver qué estaba pasando.

-¿Qué es esto? -preguntó uno de ellos, mirando al lobo con recelo.

-¡Vengan todos! -animó Oriana. -Hoy, Lobo Melodía nos deleitará con su música.

Los murmullos se hicieron más fuertes. Algunos niños comenzaron a acercarse, mientras que otros se quedaban atrás, dudando.

-Come on, no les hará daño -dijo un niño atrevido mientras se acercaba.

Lobo Melodía, al notar su inseguridad, comenzó a tocar una melodía suave y alegre.

-¡Escuchen! -gritó Oriana. -¡No hay nada que temer!

Poco a poco, los niños se fueron acercando, atraídos por la música. Pronto, el pequeño claro se llenó de risas y alegría. Vieron que el lobo era amable y divertido.

-¡Bailen conmigo! -les dijo Lobo Melodía, y comenzó a girar y a mover su cola al compás de la música.

Todos los niños se unieron a la fiesta, olvidando por completo sus miedos. Al finalizar el concierto, todos aplaudieron con fuerza.

-¡Bravo! -gritaron mientras Lobo Melodía se hacía una reverencia.

Desde ese día, el lobo ya no era temido en Picardía del Río. Gracias a Oriana, los habitantes del pueblo descubrieron que la amistad puede superar cualquier miedo. Juntos, hicieron del bosque un lugar alegre y lleno de música, donde todos eran bienvenidos.

-Oriana, gracias por ayudarme a hacer amigos. Eres una gran compañera -dijo Lobo Melodía.

-Y gracias a vos, Lobo Melodía, por mostrarme que a veces lo diferente puede ser muy especial -respondió Oriana, feliz.

Y así, en el Bosque de la Abuelita, la música nunca cesó, y la amistad floreció como jamás se imaginó.

FIN.

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