Oscar y su Gran Aventura Calentita



Era un gélido día de invierno en el bosque, y Oscar el oso animal se abrazó sus patas delanteras mientras temblaba. Con cada brisa que pasaba, su pelaje no parecía ser suficiente para mantenerlo caliente.

"¡Ay! Estoy helado como un cubito de hielo", se quejaba Oscar mientras caminaba lento hacia el claro en el bosque.

De repente, se encontró con su amiga la ardilla, Lila, que estaba recolectando nueces.

"¡Hola, Oscar! ¿Qué te pasa?" preguntó Lila con su voz chispeante.

"Tengo frío, Lila. No sé qué hacer para calentarme", respondió Oscar con un suspiro.

"No te preocupes, tengo una idea. Ven, vamos a buscar hojas grandes para hacerte un abrigo", propuso Lila con optimismo.

Oscar y Lila comenzaron a juntar hojas. Lila era ágil y rápida, mientras que Oscar, aunque un poco torpe, ponía su esfuerzo en ayudar. Sin embargo, después de un rato, Oscar se sintió aún más frío y desanimado.

"Creo que no va a funcionar, Lila..." dijo Oscar, mirando con tristeza el abrigo de hojas que apenas le cubría.

Pero justo en ese momento, apareció Tino el mapache, que estaba intentando hacer una fogata.

"¿Por qué tan tristes, amigos?" preguntó Tino mientras removía una ramita en la tierra.

"Oscar tiene mucho frío y no sabe qué hacer", explicó Lila.

"¡Eso es fácil de resolver!", dijo Tino con una sonrisa. "¿Por qué no hacemos una fogata? Así te mantendrás calientito".

Oscar se emocionó, pero la idea de una fogata también lo asustaba un poco.

"No sé, Tino. ¿Es seguro hacer una fogata?", cuestionó el oso.

"¡Claro! Siempre y cuando sigamos las reglas: nunca dejarla sola y asegurarnos de estar en un lugar seguro", respondió Tino con confianza.

Así que todos juntos, Lila, Tino y Oscar, comenzaron a acumular leña pequeña para hacer la fogata. Después de algunos intentos y risas, Tino logró encenderla.

"¡Mirá cómo brilla! Quedate cerca de la llama, Oscar", dijo Lila entusiasmada.

Oscar se acercó y sintió el calor. Era mágico. Sin embargo, en medio de su felicidad, se dio cuenta de que las llamas estaban consumiendo rápidamente la leña.

"Chicos, se nos acaba la leña. ¿Qué hacemos?", preguntó preocupado Oscar.

"¡No hay problema! , dijo Tino. “Mañana podemos ir a buscar más, pero primero hay que disfrutar del calor".

Pasaron unas horas contando historias y disfrutando del fuego. Pero cuando Oscar sintió que el frío comenzaba a volver, se dio cuenta de algo.

"¿Saben? Tal vez no se trate solo de abrigo o de calor. Tus amigos hacen que me sienta mejor", dijo Oscar, mirando a sus dos amigos.

"Así es, Oscar. Nos cuidamos entre nosotros y eso es lo más bonito", dijo Lila con una sonrisa.

Pero al comenzar a oscurecer, el fuego empezó a apagarse. Oscar comenzó a preocuparse de nuevo. No quería que el frío lo volviera a atrapar.

"¿Y si el fuego se apaga del todo, qué hacemos?" preguntó Oscar, inquieto.

"¡Eso es fácil! , dijo Tino. “Podemos buscar un lugar cubierto en el bosque donde te puedas refugiar de la fría brisa de la noche".

Los tres amigos decidieron encaminarse hacia la cueva de la montaña, un lugar que Oscar conocía bien. Cuando llegaron, se sintieron aliviados al encontrar refugio. El viento ya no podía helar sus cuerpos, sino que podían disfrutar del calor de la fogata desde el exterior.

"Esta cueva es perfecta para pasar la noche", dijo Lila buscando lugar para acomodarse.

"¡Puedes invitarnos a quedarnos, Oscar!", dijo Tino, bromeando.

Con unos buenos cobertores hechos de hojas, los tres se acurrucaron en la cueva. Y aunque la noche era fría, ya no sentía tanto miedo.

"¿Saben? creo que el frío no es tanto problema si estoy con ustedes", sonrió Oscar.

"Así es, siempre estaré aquí para ayudarte", dijo Lila contenta.

"Y yo también, Oscar. La amistad calienta el corazón", agregó Tino.

Al amanecer, Oscar sintió que aunque las temperaturas seguían frías, ya no temía enfrentarlas. Había descubierto que, con la ayuda de sus amigos, cualquier adversidad se podía superar.

Desde ese día, Oscar nunca volvió a sentirse solo ni frío en el bosque, porque supo que siempre podía contar con sus amigos. Y así, su historia se volvió un cuento que compartir con todos, mostrando cómo el calor de la amistad siempre vencerá al frío del invierno.

FIN.

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