Osias, el Oso Aventurero



Era un hermoso día soleado en el bosque, y Osias, un oso de color marrón oscuro que siempre llevaba un mameluco azul, estaba preparando su mochila para salir. A Osias le encantaba disfrutar de la vida al aire libre; caminaba por la calle, visitaba el bazar, jugaba a la pelota y escuchaba historias de su abuela. Hoy, tenía un plan especial: iba a pescar al río con sus amigos, pero antes pasaría por el bazar.

Caminando por el sendero, Osias se saludaba con todos los animalitos que encontraba. "¡Hola, Oso Osias!"- decían cada vez que pasaba. "¡Hola, amiguitos!"- respondía él, sonriendo.

Cuando llegó al bazar, se encontró con su amiga, la ardillita Lila. "¡Osias! ¿Querés jugar a la pelota después de ir a pescar?"- le preguntó ella con una gran sonrisa.

"¡Claro, Lila! Primero pescar y después un buen partido. ¡Qué divertido!"- exclamó Osias.

Después de comprar unos deliciosos bocadillos de nuez, Osias y Lila se dirigieron al río. El río era un lugar mágico donde el agua brillaba como diamantes y los peces nadaban alegremente. Allí también se encontraba su amigo el pato Rolo, que los saludó con sus alas. "¡Hola, amigos! ¿Puedo pescar con ustedes?"- preguntó Rolo emocionado.

"¡Por supuesto, Rolo! Cuantos más seamos, más diversión habrá"- dijo Osias mientras llenaba su anzuelo con una galletita.

Comenzaron a pescar, pero después de unos minutos, no lograban atrapar ningún pez. "Esto es raro..."- murmuró Lila. "Siempre pescamos aquí."-

Osias, pensando un momento, tuvo una idea. "¿Y si hacemos un concurso de cuentos mientras pescamos?"- propuso. "El mejor cuento gana una galletita del bazar. ¡Los invito!"-

"¡Genial!"- exclamó Rolo, aplaudiendo con sus patas.

"Me encanta contar cuentos!"- dijo Lila saliendo adelante.

Todos se acomodaron en la orilla del río, y Lila comenzó a narrar la historia de un pequeño pez que soñaba con volar. Los demás lo escucharon atentos, mientras las olas del río arrullaban su imaginación. Cuando terminó, Rolo compartió su relato sobre un pato aventurero que viajó por el mundo en una caja fuerte.

Osias, para no quedarse atrás, contó sobre su abuela y sus mágicos cuentos de antaño. Cuando terminó, todos aplaudieron. "Es difícil decidir quién ganó..."- dijo Lila rascándose la cabeza.

"¿Y si le damos una galletita a todos?"- sugirió Rolo entusiasmado.

"¡Sí!"- respondieron los dos al mismo tiempo. Juntos compartieron las galletitas del bazar y disfrutaron de un delicioso picnic junto al río.

De pronto, notaron un gran movimiento en el agua. "¡Miren!"- gritó Osias. "Ahí hay un pez enorme. ¡Nunca había visto uno tan grande!"-

"Sí, pero parece asustado, deberíamos acercarnos despacio"- propuso Lila.

Con cuidado, se acercaron al pez gigante. Osias, con su dulzura, le habló. "Hola, amigo pez, no queremos hacerte daño. Solo queremos jugar contigo"- le dijo con una sonrisa tranquilizadora. El pez, al escucharlo, se calmó y dijo: "Hola, Oso Osias. Estoy muy asustado porque perdí mi camino y no puedo volver a mi hogar."

Osias, Lila y Rolo, en lugar de intentar pescar al pez, decidieron ayudarlo. "No te preocupes, ¡te ayudaremos a encontrar el camino!"- dijeron juntos. Así, empezaron a sumergirse en la parte más profunda del río, siguiendo al pez.

Juntos, exploraron lugares mágicos bajo el agua y descubrieron un mundo lleno de colores y criaturas asombrosas. Después de mucha aventura, encontraron la entrada a la cueva del pez. "¡Aquí es donde vives!"- gritó Lila.

El pez, muy emocionado, se despidió de sus nuevos amigos. "Gracias por ayudarme a volver a casa. Nunca olvidare su amabilidad. ¡Nos veremos en otra aventura!"-

Osias, Lila y Rolo, felices por haber ayudado, regresaron a la orilla. "Fue un gran día, amigos. Aprendimos que a veces, ayudar a los demás es mejor que divertirse uno mismo"- reflexionó Osias.

"¡Sí! Además, ¡vimos un pez gigante!"- agregó Rolo riendo.

"Y tuvimos un concurso de cuentos"- añadió Lila saltando de alegría. "A veces la verdadera aventura es ayudar y hacer amigos."-

Desde ese día, Osias y sus amigos no solo jugaban en el río, sino que también se dedicaron a ayudar a otros animalitos que necesitaban orientación o compañía. Así aprendieron el valor de la amistad y el poder de la bondad.

FIN.

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