Pablo, el pingüino sin café



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires un simpático y trabajador pinguino llamado Pablo.

Pablo era muy responsable y le gustaba mucho su trabajo en la oficina de correos, donde se encargaba de ordenar las cartas y los paquetes para que todo llegara a tiempo a su destino. Un día, mientras trabajaba en su escritorio, Pablo sintió un gran antojo de tomar un delicioso café para recargar energías.

Entonces, decidió ir a hablar con su jefa para pedirle si podía hacer un pequeño descanso por las mañanas para tomarse un cafecito. Al llegar a la oficina de la jefa, Pablo tocó tímidamente la puerta y entró. "-Buenos días, jefa.

¿Podría hacer un descanso de 15 minutos por las mañanas para tomar un café? Me ayudaría a ser más productivo durante el día", dijo Pablo con una sonrisa esperanzada.

La jefa miró a Pablo con seriedad y le respondió: "-Lo siento, Pablo, pero no podemos permitirte hacer ese descanso por las mañanas. Necesitamos que estés concentrado en tu trabajo todo el tiempo sin interrupciones". Pablo se sintió desanimado al escuchar la respuesta de su jefa, pero decidió no darse por vencido.

Pensó en una forma creativa de resolver su problema y seguir siendo eficiente en su trabajo. Así que esa misma tarde, después de terminar su jornada laboral, Pablo se puso manos a la obra.

Buscó en internet tips sobre cómo mantenerse alerta y concentrado sin necesidad de tomar café. Descubrió técnicas de respiración profunda, ejercicios cortos de estiramiento y hasta escuchó música motivadora que lo ayudaban a mantenerse activo durante toda la jornada laboral.

Los días pasaron y Pablo siguió aplicando todas esas técnicas que había aprendido. Para sorpresa suya, notó que no solo estaba más concentrado en su trabajo sino que también se sentía más saludable y lleno de energía.

Un viernes por la tarde, cuando ya estaba por finalizar su semana laboral, la jefa llamó a Pablo a su oficina. "-Pablo", dijo con una sonrisa en el rostro "-He notado tu dedicación y compromiso con tu trabajo estas últimas semanas.

Estoy impresionada por cómo has logrado mantenerte tan productivo sin necesidad del café matutino". Pablo sonrió emocionado al escuchar las palabras de elogio de su jefa. Se dio cuenta entonces que había encontrado una solución creativa a sus problemas sin rendirse ante las dificultades.

Desde ese día en adelante, Pablo siguió siendo el mejor empleado del correo gracias a sus nuevas técnicas para mantenerse enfocado ¡y nunca volvió a pedir permiso para tomarse un café!

FIN.

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