Pablo y la luz de la valentía
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, un niñito llamado Pablo. Pablo era un niño muy curioso y alegre, le encantaba correr por el parque y jugar con sus amigos.
Pero Pablo tenía un problema, le tenía miedo a la oscuridad. Todas las noches, cuando su mamá apagaba la luz para que se durmiera, Pablo se ponía nervioso y empezaba a llorar. "Mamá, tengo miedo de la oscuridad", decía entre sollozos.
Su mamá lo abrazaba con cariño y le decía: "No te preocupes Pablo, todos tenemos miedos pero juntos podemos enfrentarlos". Una noche, mientras Pablo miraba su habitación llena de sombras, escuchó un ruido extraño que venía del armario.
Su corazón empezó a latir más rápido y sintió un escalofrío recorrer su espalda. Con valentía, se levantó de la cama y caminó hacia el armario.
Abrió la puerta lentamente y para su sorpresa vio que no había nada más que juguetes y ropa. "¡Ves Pablo! A veces nuestros miedos son solo cosas de nuestra imaginación", dijo su mamá sonriendo. Pablo se sintió aliviado al comprobar que no había nada malo en el armario.
Esa noche pudo dormir tranquilo sabiendo que podía enfrentar sus miedos. A partir de ese día, cada vez que sentía temor de la oscuridad recordaba esa experiencia y se sentía más valiente.
Un día, en el jardín de infantes, durante una tormenta fuerte todos los niños se asustaron por los truenos y relámpagos. Pero esta vez fue Pablo quien les dijo con seguridad: "No tengan miedo chicos, es solo una tormenta como las que hay en los cuentos".
Los demás niños lo miraron impresionados por su valentía e incluso algunos comenzaron a reírse al darse cuenta de lo exagerados que estaban siendo por algo tan común como una tormenta. Desde ese día, Pablo se convirtió en el más valiente del jardín de infantes.
Siempre estaba dispuesto a ayudar a sus amigos a superar sus propios miedos infantiles recordándoles lo importante que era ser valientes. Y así fue como Pablo aprendió a enfrentar sus temores gracias al amor y apoyo de su familia.
Nunca más volvió a tenerle miedo a la oscuridad o cualquier otro desafío que se le presentara en el camino. Porque descubrió que la verdadera valentía no es no tener miedo sino enfrentarlo con determinación y amor en el corazón.
Y eso es precisamente lo que hizo nuestro querido amigo Pablo: ¡ser todo un campeón!
FIN.