Pacas y Plumas


Había una vez, en un hermoso campo rodeado de flores y árboles frondosos, dos hurracas llamadas Maca y Paca. Eran las aves más traviesas y curiosas de todo el lugar.

Les encantaba explorar cada rincón del campo y jugar entre ellas. Un día, mientras volaban por el cielo azul, vieron algo que les llamó la atención: un buldog francés llamado Félix.

Este valiente perro vivía en el campo junto a su dueño Hilario, un niño de 8 años muy divertido y amable. Maca y Paca se acercaron a Félix con curiosidad pero también con cierto temor. Después de todo, los perros siempre habían sido considerados sus enemigos naturales.

Pero Félix era diferente; era tranquilo, cariñoso y no mostraba ningún interés en cazarlas. "¡Hola! Soy Félix", dijo el perro moviendo su cola-. "¿Y ustedes quiénes son?"Maca y Paca se miraron sorprendidas por la amabilidad del perro. "Somos Maca y Paca", contestó Maca tímidamente.

"Nos han contado que los perros siempre nos persiguen". Félix rió con ternura. "No todas las historias son verdad, chicas. Yo soy diferente; me gusta hacer amigos con todos los animales del campo".

Las hurracas quedaron impresionadas por la actitud amistosa de Félix. Decidieron darle una oportunidad e invitarlo a jugar juntos. Pasaron horas corriendo por el campo, saltando sobre las piedras e incluso trepando a los árboles.

Hilario, el dueño de Félix, observaba a los tres amigos con una sonrisa en su rostro. Él sabía que la amistad no tiene barreras y que todos los animales merecen ser respetados y queridos.

Pero un día, mientras jugaban cerca del río, Maca y Paca vieron algo flotando en el agua. Era un pequeño patito que parecía estar en peligro. Sin pensarlo dos veces, Félix se lanzó al agua para rescatarlo. "¡Tenemos que ayudar a nuestro amigo!" exclamó Hilario mientras corría hacia ellos.

Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, lograron salvar al patito. El pequeño animal estaba asustado pero agradecido por la valentía de sus nuevos amigos. A partir de ese momento, Maca, Paca, Félix y Hilario formaron un equipo inseparable.

Juntos aprendieron sobre la importancia de la amistad, el respeto por los demás seres vivos y la importancia de ayudarse mutuamente. Desde entonces, Maca y Paca dejaron atrás su travieso comportamiento para convertirse en aves amables y solidarias.

Cada día exploraban el campo junto a Félix y Hilario, compartiendo risas y alegrías. Y así fue como una simple casualidad se convirtió en una hermosa amistad entre especies diferentes.

Una lección importante para todos: nunca juzguen a alguien por su apariencia o especie; siempre hay espacio para la amistad sincera cuando abrimos nuestros corazones.

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