Pajarito en apuros

En un hermoso día de sol, un grupo de alumnos de una escuela primaria se encontraba emocionado por realizar una excursión al parque. Los niños reían y jugaban mientras caminaban por el sendero rodeado de árboles y pasto verde.

Al llegar al parque, todos se dispersaron para explorar y descubrir las maravillas que este lugar tenía para ofrecer.

Entre risas y gritos de alegría, los alumnos comenzaron a jugar a la orilla de un lago donde nadaban patos y cisnes. De repente, uno de los niños vio algo brillante entre los arbustos. Era un pequeño pajarito herido que no podía volar.

Sin dudarlo, el niño lo tomó con cuidado en sus manos y se acercó a su maestra. - ¡Maestra, maestra! ¡Miren lo que encontré! -exclamó el niño mostrando el pajarito herido. La maestra miró con ternura al pequeño animal y decidió llevarlo a un veterinario cercano para que lo revisara.

Los alumnos estaban preocupados por el pajarito, pero confiaban en que recibiría la ayuda necesaria. Después de una breve espera en la clínica veterinaria, recibieron buenas noticias: el pajarito solo tenía una herida leve en una ala y se recuperaría pronto.

Los niños sintieron alivio al saber que su amiguito emplumado estaría bien. Decidieron regresar al parque para liberar al pajarito y verlo volar libremente otra vez.

Al llegar a la orilla del lago, todos observaron emocionados cómo el pajarito revoloteaba felizmente antes de elevarse en el aire y desaparecer entre los árboles. - ¡Mirá cómo vuela! ¡Está tan feliz! -exclamaron los niños emocionados.

Esa experiencia les enseñó a los alumnos sobre la importancia de ayudar a los animales necesitados y cómo juntos podían marcar la diferencia en el mundo que los rodeaba. Desde ese día, cada vez que visitaban el parque recordaban con cariño al pequeño pajarito que habían salvado.

Y así, entre risas y juegos, abrazados por la naturaleza del parque lleno de vida, aquellos alumnos aprendieron una valiosa lección: siempre hay espacio para hacer el bien y cuidar a quienes más lo necesitan.